Por Cristina G. Pedraz
/DICYT
Los posos del café, lejos de ser un desperdicio, constituyen una importante fuente de antioxidantes naturales. Por ello, la empresa radicada en la localidad palentina de Venta de Baños Prosol (Productos Solubles), trabaja en la obtención de estos antioxidantes del residuo que genera la elaboración de su café soluble, “un producto de alto valor añadido que puede ser utilizado en cosméticos, alimentación animal o incluso para enriquecer vino o café”, detalla el director de calidad de Prosol, Juan José Cuevas.
En el proyecto, puesto en marcha por el Cluster Vitartis en el último año, participan otras cinco empresas y cinco centros de investigación de la comunidad. En el caso de la tarea que lleva a cabo Prosol, se trata de identificar en qué partes del proceso de elaboración del café soluble (que utiliza calor, agua y café) se van perdiendo los antioxidantes con mayor facilidad, para poder recuperarlos y añadirlos a ese mismo producto o a otros.
Según Cuevas, tanto este proyecto de I+D como los otros cuatro en los que está inmersa ahora mismo la empresa tienen que pasar el filtro de la “eficiencia”, es decir, “si aportan flexibilidad y si son realmente innovadores respecto a lo que hay”. En este sentido, trabajan tanto en la creación y mejora de productos como en la optimización de servicios y procesos. En el primer caso han desarrollado, por ejemplo, un nuevo café soluble ‘expresso’ con un nivel de crema similar al que se prepara en la cafetería.
Respecto al proceso, han generado un sistema “que permite controlar todo lo que está pasando con la producción de la empresa desde cualquier punto del mundo a través de un ordenador”. Este sistema, apunta el responsable de Calidad, es especialmente útil cuando existe algún problema, teniendo en cuenta que la firma está presente en 22 países, ya que “permite intervenir si es necesario”,
Verificación de emisiones
Por otro lado, el departamento de I+D de la empresa trabaja en la verificación de la huella de carbono de los productos y en la valorización energética del proceso. “Tratamos de verificar la huella de carbono en todos los productos para determinar las emisiones de gases contaminantes, una herramienta que permite observar dónde se generan más emisiones y poder paliarlas”.
Del mismo modo, en el proceso de producción de café soluble emplean principalmente agua, calor y café, por lo que se busca cerrar el ciclo del agua. “Pretendemos reutilizar todo el agua que utilizamos para tener el menor impacto ambiental”, subraya Cuevas.
En la misma línea, han realizado un estudio de valorización energética y reaprovechan los residuos que genera el proceso, como los posos del café, como combustible para una cementera que se encuentra próxima a la planta. “La innovación, además de centrarla en los productos, la basamos también en los procesos durante toda la cadena de valor y trabajamos mucho en cómo hacer las cosas mejor”, concluye.
FOTO: Exteriores de la fábrica de Prosol en Venta de Baños.
Café soluble en envase de plástico | |
En uno de sus últimos proyectos de I+D, la empresa palentina ha investigado un envase PET adecuado para la preservación de las características organolépticas del café soluble. “Los fabricantes estaban convencidos de que el café soluble no podía conservarse en un envase de este tipo, pero descubrimos uno que preservaba todas sus características y propiedades y nos lanzamos a hacerlo”, indica Cuevas.
Además del beneficio medioambiental, este tipo de envase “mejora la seguridad laboral, ya que el trabajador no tiene que manipular cristal; la logística, puesto que ocupa menos espacio y pesa tres veces menos, y la economía del consumidor, teniendo en cuenta que el PET cuesta también tres veces menos”.
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