La contaminación por metales en el norte de España comenzó hace 5.000 años

La contaminación por metales en el norte de España comenzó hace 5.000 años

Santiago (E.P.).-La contaminación atmosférica por metales en el norte de la Península Ibérica comenzó hace 5.000 años, aproximadamente entre 11 y 16 siglos antes de lo que señalaban hasta ahora las investigaciones en este ámbito.

   Así lo ha determinado el grupo de investigación Ciencia do Sistema Terra de la US, que ha terminado un estudio que demuestra que las señales de contaminación por metales se remontan al Calcolítico, con los casos más antiguos detectados en la Península Ibérica "aproximadamente 1.500 años antes de lo descubierto hasta ahora para el Noroeste peninsular y alrededor de 1.100 años antes de lo aceptado para el Sur de la Península Ibérica". El hallazgo forma parte de un artículo publicado en la revista Science of the Total Environment.

   Los nuevos resultados alcanzados en colaboración con investigadores de las universidades suecas de Estocolmo y Umea y las británicas de Brunel y Aberdeen "arrojan luz en el debate sobre la cronología de la introducción de la minería y la metalurgia, cuyo inicio hasta ahora se consideraba que tuviera lugar en el sur de la Península, por la influencia de los pueblos que vivían en las orillas del Mediterráneo", explica en un comunicado el catedrático de Edafología y Química Agrícola de la USC y coordinador del grupo, Antonio Martínez Cortizas.

   La composición metálica identificada en los substratos de la turbera de La Molina (Asturias) "parecen apuntar una conexión entre la metalurgia del norte peninsular y otras áreas de Europa, particularmente con el sur de Francia", añade el investigador de la USC, para quien las evidencias de contaminación atmosférica muestran "que el norte no estaba tan atrasado, como se creía, en la introducción de las nuevas tecnologías durante la prehistoria, sino más bien todo lo contrario".

   Esta nueva cronología apuntada por los investigadores de la USC fue posible gracias a una línea de trabajo que el grupo desarrolla en la turbera de La Molina para reconstruir el impacto ambiental de las actividades humanas durante la prehistoria reciente. Según Antonio Martínez Cortizas las turberas son "sensores ideales de la contaminación atmosférica ya que la deposición de metales y otras sustancias se produce directamente desde la atmósfera".

   Actividades humanas diversas como la minería y la metalurgia, la quema de combustibles fósiles (particularmente las gasolinas) o la incineración de residuos emiten a la atmósfera metales traza que, una vez emitidos, son transportados y depositados en los suelos y en las aguas, pudiendo pasar a las cadenas tróficas.

   Debido a la continua acumulación de restos vegetales, las turberas van enterrando en capas cada vez más profundas los elementos acumulados en un período dado. Esto posibilita que el análisis de testimonios de turba, apoyados en una cronología precisa, permita hacer una reconstrucción de la composición de la atmósfera en el pasado. Es una información que los científicos consideran "especialmente importante" en el caso de las sustancias contaminantes por la inexistencia de estudios sistemáticos que se remonten más allá de unos pocos años o décadas.

   En este sentido, un punto importante de la nueva investigación es "la confirmación de que la utilización de metales ha dejado una señal reconocible en el ambiente desde los mismos inicios de la metalurgia".

   El equipo ha utilizado la composición isotópica del plomo y el contenido de diversos metales (cromo, zinc y plomo, entre otros) en la turba como indicadores para reconstruir la intensidad de la contaminación a lo largo del tiempo.

   Como añade Martínez Cortizas, las fases mostradas por el registro constituyen un reflejo fiel de los conocidos períodos culturales de hace 5.000 y 2.000 años: el Calcolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.

   Según los análisis realizados, la fase de contaminación prehistórica más intensa estaría localizada en el Bronce Final (hace entre 3.500 y 2.800 años).

 

 

FOTO: Vista xeral da turbeira de La Molina, emprazada nunha área de intensiva minería en época romana. Foto: José Antonio López Sáez. Mapa: Universidad de Santiago de Compostela

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