Liberia celebra hoy 42 días sin nuevas infecciones por Ébola, un hecho que marca el fin de la epidemia en África Occidental. Médicos Sin Fronteras (MSF) hace un llamamiento a la comunidad sanitaria internacional para que aplique las lecciones aprendidas y estar así mejor preparados para futuros brotes. MSF mantiene su presencia en Liberia, Sierra Leona y Guinea a través de clínicas de apoyo para supervivientes de Ébola.
"Hoy es un día de celebración y de alivio. Por fin se ha terminado esta epidemia", afirma Joanne Liu, presidenta Internacional de MSF. "Todos debemos aprender de esta experiencia para dar una mejor respuesta en las futuras epidemias y para atender de manera adecuada a los pacientes afectados por enfermedades olvidadas. La respuesta al Ébola no se vio limitada por la falta de medios internacionales, sino por la falta de voluntad política para implementar rápidamente medidas que sirvieran para ayudar a las comunidades. Las necesidades de los pacientes y las comunidades afectadas deben permanecer en el corazón de cualquier respuesta por encima de los intereses políticos", añade Joanne Liu.
"Debemos felicitar a todas las personas que contribuyeron incansablemente para poner fin a esta epidemia devastadora y sin precedentes. También es el momento para recordar a los muchos profesionales sanitaros que perdieron la vida mientras luchaban en la primera línea de la batalla contra el Ébola", afirma Brice de le Vingne, director de Operaciones de MSF. "Esta devastadora epidemia golpeó África occidental casi 40 años después de que se identificara por vez primera el virus del Ébola, en 1976; sin embargo, la falta de investigación y desarrollo para luchar contra esta enfermedad se traduce en que todavía a día de hoy, después de haber hecho diferentes pruebas médicas y de que se haya declarado el final de la epidemia, no exista aún un tratamiento eficaz para acabar con ella. Además, aún es necesario obtener la licencia para producir la nueva vacuna que se ha desarrollado”, añade de le Vingne.
“Durante mucho tiempo se pensó en el Ébola como un problema de países africanos y hasta finales de 2014, con un retraso de meses, no se activaron los recursos para responder a la epidemia”, explica Luis Encinas, experto en Ébola de MSF. “Estados Unidos, Reino Unido y Alemania asumieron más del 60% de los recursos destinados a la lucha contra el brote. Es llamativo que España quedara en el puesto número 23 de la lista de donantes, destinando menos fondos a la lucha contra la epidemia en terreno que a la respuesta en nuestro propio país (con solo tres casos)”, recalca Luis Encinas.
MSF intervino en los países más afectados (Guinea, Liberia y Sierra Leona) desde el principio de la epidemia. La organización médico-humanitaria instaló centros de tratamiento de Ébola, prestó servicios de apoyo psicológico y llevó a cabo actividades de promoción de la salud, vigilancia y seguimiento de contactos. En el pico del brote, MSF empleó simultáneamente a casi 4.000 trabajadores humanitarios nacionales y más de 325 internacionales para combatir la epidemia en los tres países. MSF ingresó en sus centros a un total de 10.376 pacientes, de los cuales 5.226 dieron positivo en las pruebas de Ébola. De todos ellos, 2.478 lograron salir adelante. Desde el inicio del brote, la organización ha invertido más de 96 millones de euros a la lucha contra la epidemia.
Con una enfermedad tan impredecible, es crucial que se mantenga la vigilancia en toda la región y que se disponga siempre de los recursos necesarios para responder rápidamente a nuevos casos.
Los supervivientes de Ébola son particularmente vulnerables y se enfrentan a continuos desafíos de salud, como por ejemplo dolor en las articulaciones, fatiga crónica y problemas auditivos y de visión. También sufren de estigmatización en sus comunidades y necesitan una atención específica y personalizada. Por este motivo, MSF ha abierto clínicas para supervivientes de la enfermedad en Liberia, Sierra Leona y Guinea, en las que facilita un paquete de servicios de atención integral, que incluye atención médica y psicológica, así como herramientas para aprender a protegerse del estigma.
"A lo largo de la epidemia, fui testigo de cómo muchas comunidades quedaron hechas jirones; completamente destrozadas", recuerda Hilde de Clerck, epidemióloga de MSF que trabajó en los tres países más afectados. "Inicialmente, la respuesta de la comunidad sanitaria mundial estuvo paralizada por el miedo. Nos dejaron a nuestra suerte y sentíamos que íbamos corriendo constantemente detrás del Ébola; intentando infructuosamente alcanzar su ritmo. Sin embargo, resultó muy enriquecedor asistir a la dedicación extrema de todos los trabajadores nacionales con los que tuvimos el honor de colaborar y, afortunadamente, contar con la participación de los demás actores internacionales, que finalmente se involucraron en la respuesta. Si hubiera otra epidemia, el mundo debería estar dispuesto a intervenir mucho más rápido y de manera más eficiente de lo que lo ha hecho en esta ocasión".
“El brote del Ébola es un caso extremo y evidente de todo lo que puede salir mal cuando nos enfrentamos a una enfermedad cuyo tratamiento desconocemos. Es crucial que se revisen las capacidades para responder de modo adecuado a futuras alertas”, concluye Luis Encinas.
FOTO: © Sam Phelps