El pintor asturiano Javier Victorero (Oviedo, 1967) expone en la madrileña galería Utopia Parkway del 15 de enero hasta el 27 de febrero del 2016, un conjunto de obras que, bajo el título de “En la quietud” reúne una selección de pinturas realizadas en los últimos tres años, algunas ya expuestas en su anterior individual de la Sala Amos Salvador de Logroño y la mayoría inéditas, continuando con las series “Cielo de juguete”, “Patio y cauce” ”Retorno a Tipasa”, “Vanitas”, “Casa para Nano”, “Agua y ceniza”, “Cantiga de Suso”, y la más novedosa “Rescoldos”.
Recibió el Premio de Pintura la Junta General del Principado de Asturias o el Parlamento de La Rioja, entre muchos otros. En el año 2006 comenzó a exponer en la galería Cornión, de Gijón. Poseen obra suya el Museo de Bellas Artes de Asturias y las colecciones de Unicaja, el Premio Ángel de Pintura, la Colección Cajastur, el Parlamento de La Rioja, el Ayuntamiento de Siero , la Colección Robayera, o el Gobierno de La Rioja ,entre otras instituciones.
Javier Victorero (Oviedo, 1967) presentó su primera exposición en la galería Sargadelos de Madrid (1998) pero fue a partir de su exposición Mar adentro (Centro de Cultura Antiguo Instituto, Gijón, 2000) cuando se dio a conocer en el ámbito asturiano. Desde entonces se ha situado en la élite de la pintura española actual, siendo importante en su trayectoria la exposición en la también madrileña galería Depósito 14 en el 2005, y que contó con el apoyo de la crítica especializada. También realizó importantes exposiciones individuales y colectivas en distintas Comunidades españolas como Asturias, Madrid o Cantabria o ciudades como La Coruña, Mérida, Málaga, Sevilla y Córdoba, entre otras. También ha expuesto en el Museo de Albuquerque en EEUU y en la ART FAIR 05 Colonia (Alemania), entre otros. Actualmente trabaja con la galería Cornión en Gijón y comienza su andadura con la galería Utopia Parkway .
“Victorero es un pintor netamente abstracto que de lo lírico derivó hacia lo constructivo. Construcciones sensibles las suyas, cargadas de honda espiritualidad (…). Construcciones que han retenido la atención de críticos-poetas como Santos Amestoy o Enrique Andrés Ruiz”. A los cuales habría que añadir el propio autor de éstas palabras, Juan Manuel Bonet, y otros como Marcos-Ricardo Barnatán, Ángel Antonio Rodríguez, Juan Carlos Gea, Alfonso Palacio o Tomás Paredes.
El poeta y crítico de arte Santos Amestoy lo definió en cierta ocasión: “Pintor lírico, pero en clave geométrica, la pintura de Javier Victorero se produce en el límite de la visibilidad y en pos del más emocionante fulgor. Pintura de otra luz, de la física del color y de la superficie, de la geometría del espíritu, en ella suena el eco de su mar Cantábrico, pero también un anhelo de exactitud tonal y resonancia cósmica.”
Tomás Paredes escribió en La Vanguardia: “Su depuración formal le sitúa en un cosmos de exquisita abstracción en la que el color reina con volumen seductor y dimensiona el espacio Obras con título, con referencias, con música. Partituras de concierto planetario, que envidia y alaba la serenidad majestuosa de Bach. Óleos sobre lienzo para una sinfonía, cuya armonía dedica el autor al poeta Santos Amestoy, desde el fondo de un mar, que es cielo y es noche y es vuelo. Instantáneas de momentos fértiles, secretos; de cantos de líneas germinales, que construyen su universo de acero enguantado de seda.”
Y ya en el catálogo de la exposición que se exhibe en la Sala Amós Salvador, Bonet apunta: “Pintura esencial. Pintura concentrada. Pintura ascética, enraizada en un sentimiento de lo sublime (…) Pintura meditativa (…) Pintura la de Javier Victorero radiante como pocas, que se expande sobre la pared, y que se expande además en nuestra memoria. Pintura delgada y cristalina, diamantina (…) Pintura luminosa, “refugio para la luz” (…) Victorero: más pintor y más ascéticamente español que nunca, y como siempre comprobar, en el momento mismo de escribir, la dificultad de traducir a palabras arte tan sutil. Pura pintura, y a la vez la poesía rondando (…)”