‘Filago castroviejoi’ es el nombre que le han dado los científicos a una pequeña planta de la familia de las compuestas
José Pichel Andrés/DICYT.- Investigadores de la Universidad de Salamanca han publicado en la revista científicaBotanical Journal of the Linnean Society un artículo en el que describen una nueva especie de planta que habita en la península ibérica y Marruecos. Pertenece a la familia de las plantas compuestas o asteráceas (Asteraceae) y hasta ahora se había incluido dentro de Filago desertorum, ampliamente distribuida, pero el análisis genético ha revelado la existencia de una especie distinta que sus descubridores han denominado Filago castroviejoi.
“Son plantas muy pequeñas y poco llamativas, crecen en cunetas y tal vez por eso ha pasado desapercibida”, declara a DiCYT Santiago Andrés Sánchez, investigador del Departamento de Botánica de la Universidad de Salamanca. Filago desertorum tiene una amplia distribución, desde Canarias a la India, incluyendo el norte de África y Oriente Medio. Sin embargo, “vimos que morfológicamente las plantas de la península ibérica y del norte de Marruecos eran distintas, lo que se ha corroborado con los análisis genéticos”, comenta.
En 2010 los científicos realizaron un estudio filogenético de todo el género Filago. En el árbol que obtuvieron, las muestras se asocian en clados, que son grupos de especies que proceden de un antepasado común. Entre los clados que encontraron está el de Filago desertorum, que incluía tres muestras correspondientes a dos especies: F. desertorum y F. mareotica. Además, los dos individuos pertenecientes a Filago desertorum, uno de la península ibérica y el otro de Israel, mostraron diferencias en cuanto a la composición del genoma. Ahora, al realizar nuevos análisis moleculares, han comprobado que las plantas que se distribuyen por el sureste de España, en el semidesierto de Almería, Alicante y Murcia, y en el noreste de Marruecos, son una especie distinta al resto.
En realidad, esta zona de estepas calizas muy áridas es diferente del resto del hábitat de lo que tradicionalmente se conocía como Filago desertorum, del que, por otra parte, está separada por las montañas del Atlas de Marruecos, así que los expertos consideran lógico que haya diferencias que justifiquen la existencia de una especie distinta.
Este trabajo pertenece a un proyecto más amplio, denominado Flora Ibérica, que pretende catalogar todas las plantas vasculares de la península y de Baleares bajo la coordinación del Real Jardín Botánico de Madrid, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esta iniciativa comenzó a desarrollarse en los años 80 y cuenta con la participación de diversos grupos de investigación españoles, que pretenden describir todas las especies actuales en una serie de volúmenes que se publican periódicamente. El próximo, que verá la luz a lo largo de 2016 o en 2017, recogerá este nuevo hallazgo. Flora Ibérica fue coordinada por el ya fallecido Santiago Castroviejo, así que los científicos han querido rendirle homenaje al poner su nombre a la nueva especie: Filago castroviejoi.
El hallazgo de una nueva especie es relativamente excepcional en esta parte del mundo, pero ocurre de vez en cuando. “Es difícil encontrar nuevas especies en el Mediterráneo, porque los botánicos clásicos eran muy buenos y describieron morfológicamente casi todas”, afirma Santiago Andrés Sánchez. Sin embargo, pueden existir algunas que hayan pasado desapercibidas por su tamaño o porque sus caracteres no sean lo suficientemente distintivos. También puede ocurrir que ciertas plantas estén comenzando a diferenciarse como especies y, aunque genéticamente ya sean distintas, morfológicamente apenas hayan llegado a diferenciarse.
Foto: Santiago Andrés Sánchez.
Biobanco vegetal
Las muestras genéticas de la nueva especie se conservarán en el biobanco vegetal del Banco Nacional de ADN, ubicado en el Edificio Multiusos de I+D+i de la Universidad de Salamanca. Aunque esta infraestructura tiene ya más de una década de existencia, hasta ahora solo se había desarrollado en su parte biomédica, almacenando muestras de ADN humano que se ponen a disposición de los investigadores para la lucha contra enfermedades. Sin embargo, en la actualidad comienza a desarrollarse también la parte de biobanco vegetal, que almacenará principalmente ADN de plantas silvestres, en coordinación con otras infraestructuras, como los bancos de germoplasma, que almacenan semillas, o los herbarios, que recolectan muestras de las plantas.
Por su parte, el Departamento de Botánica pretende continuar estudiando el género Filago para seguir realizando aportaciones a la ciencia, aunque no es fácil no solo por la falta de recursos, sino porque buena parte de los ejemplares de Filago desertorum se encuentran en zonas conflictivas, como Oriente Próximo.
Foto: Santiago Andrés Sánchez.