El Ciale desarrolla una investigación para combatir la verticilosis del olivo

El Ciale desarrolla una investigación para combatir la verticilosis del olivo

José Pichel Andrés/DICYT Un grupo de investigación del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca trabaja para combatir la verticilosis del olivo, una enfermedad que se ha convertido en una gran amenaza para uno de los cultivos más importantes de España desde el punto de vista económico. La aportación de los científicos de Salamanca se centra en el desarrollo de un método de control biológico, ya que están realizando ensayos con un hongo denominado Trichoderma que podría defender a los olivos del hongo causante de la enfermedad, Verticillium.

 

El problema de la verticilosis es grave y "hay que solucionarlo, porque nos quedamos sin olivos, sin aceite y sin aceitunas", señala el investigador que lidera el grupo, Enrique Monte. Los efectos del hongo patógeno son bien conocidos por los agricultores que se dedican al olivar: "Los árboles se secan fulminantemente", comenta el experto en declaraciones a DiCYT.

 

Para buscar una solución, el científico del Ciale y su grupo de investigación echan mano de los conocimientos acumulados durante décadas sobre un género de hongos denominado Trichoderma, que defiende a muchas plantas de numerosos organismos patógenos. Por eso, pensaron en aplicarlo al problema de la verticilosis del olivo y los primeros resultados están siendo prometedores.

 

Para explicar cómo actúa el hongo que ha centrado sus investigaciones en los últimos años, a Enrique Monte le gusta poner un ejemplo cinematográfico: "Trichoderma es como Antonio Banderas cuando interpreta el personaje de 'El Zorro', es despiadado con los malos, que son los patógenos, pero también protege a la chica, que es la planta".

 

Ahora el reto es aplicar este hongo beneficioso para contrarrestar al hongo que seca los olivares. "Hay patógenos que atacan a todos los cultivos, pero otros son muy específicos. Es el caso de Verticillium, que ataca al olivo y al algodón", señala. Sin embargo, hasta hace pocos años los olivos siempre habían convivido sin problemas con este patógeno, que ha evolucionado a la vez que ellos. De hecho, recuerda Monte, "hay olivos milenarios y Verticillium no los mata". La pregunta es por qué ha comenzado a ser un grave problema en la actualidad.

 

"El problema fue que en Andalucía comenzaron a sembrarse juntos el olivo y el algodón", relata el investigador. Esto aumentó la concentración de inóculo del patógeno, es decir, de la cantidad de material fúngico que es susceptible de desarrollarse. Al haber más raíces de plantas en el suelo, Verticillium tenía más rizosfera donde multiplicarse, es decir, más terreno en contacto con las raíces de las plantas a las que puede atacar. En definitiva, "el algodón multiplicó la carga de patógeno en el suelo y el olivo empezó a decaer. Lo que era una convivencia normal, se transformó en un problema porque los olivos se secan", añade.

 

Hay dos tipos de verticilosis, la defoliante, en la que se seca la rama y el olivo se queda sin hojas y la no defoliante, que no es tan agresiva, porque la hoja no se cae, pero el árbol queda dañado. Frente a las dos variantes, el hongo con el trabaja el equipo de Enrique Monte hace de protector. "En el laboratorio hemos aislado cepas de Trichoderma que controlan ambos tipos", afirma.

 

Posibilidad de aplicación inmediata

 

Además, "como se trata de un problema inmediato, estamos ensayando con cepas de variedades de Trichoderma ya registradas", comenta. Si no fuera así, su trabajo se reduciría a ensayos experimentales sin posibilidad de aplicarse en el campo de forma real hasta que no pasaran rigurosos y largos controles. En concreto, existen dos cepas del hongo registradas, una de ellas, por el equipo de Enrique Monte. "Hemos visto que coloniza bien la rizosfera del olivo, así que vamos a preparar formulados de Trichoderma. Así, si en una finca de olivos se detecta la enfermedad de forma incipiente, se podría emplear preventivamente.

 

Esta investigación forma parte de un Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía, pero se trata de "un problema nacional", asegura el especialista, y de hecho, en la búsqueda de soluciones participan científicos de varios puntos de España. Hasta el momento, la alternativa a métodos de biocontrol como el que prueba el Ciale eran los productos químicos basados en fosfitos, pero "no son del todo eficaces porque atacan fundamentalmente a otros patógenos, no a Verticillium", aclara Monte, aparte de los problemas de contaminación que siempre puede acarrear el uso de plaguicidas. Si finalmente el método que se desarrolla en Salamanca, el uso de Trichoderma podría emplearse en conjunto con estos productos químicos siempre que se encuentren las dosis adecuadas.

 

FOTO: Enrique Monte, segundo por la izquierda, junto a parte de su equipo de investigación

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