Por Ignacio Sánchez-Vicente
Siempre me pregunté porqué en un lugar encantador, como es la semiplaza --lo digo por sus dimensiones-- sita en la muy ovetense calle Alcalde García Conde, a la altura del número 3, no se instalaba un buen establecimiento hostelero, dirigido por un auténtico profesional del sector, garantía real de buen funcionamiento para ambos, clientes y empresa.
Por fin, allá a primeros de agosto, me encontré que en el local del citado número 3 abría sus puertas Il Chianti, un establecimiento especializado en cocina italiana, a muy buen precio, además, que viene a enriquecer la oferta de esta cocina en Oviedo, en la que muchos son los que anuncian, pero pocos los que aciertan, y no voy a decir sólo aquellos de los que habla asturiasmundal, pero casi. Así las cosas, me despaché en aquella noche inaugural con una bruschetta siciliana (estaba cenando con un personaje un poco 'mafiosillo' él) de pan recién tostado con su ajo, su salsa arrabiatta, su tomate natural, anchoas, mozarella y orégano, sabiamente ligados y que consituyeron un prometedor entrante para una boloñesa, que era lo que me pedía el cuerpo. Un vino tinto, joven y fresco, puso el debido acompañamiento y, con la misma, me prometí volver con más calma.
Siempre conviene confirmar, o no, las primeras impresiones, así que volví una semana después y, desde entonces, les confieso que algunas más. Pero fue el caso que me quedé entonces con el regusto de la salsa arrabiatta, y viendo que en la selección de pizzas --no diga 'pichas', hombre, que está feo-- figuraba una con tan musical nombre, decidí probarla. Previamente me tomé un aperitivo con el propietario, Santiago, y pude comprobar su profesionalidad e ideas claras, que ya me constaban. por cierto, por la andadura de sus otros establecimientos en la capital y aledaños.
Al pronto llegó la arrabiatta. La miré y ella me miró de soslayo, como diciendo "dónde irá esti animal con esas manazas" y juraría que añadiendo "una que se pone estupenda y mira que algarrobo me toca que ni me va a apreciar". Así que, previamente a atacar con cuchillo y tenedor, le hablé largo y tendido a la arrabiatta de mi condición de miembro fundador de la Academia de la Gastronomía de Asturias, tras lo que pareció relajarse.
Lo primero que me vino a la mente fue aquello que dijo Garciona a uno que le prreguntaba por unos polvorones que le había dado para vender. "Garciona, ¿los polvorones? ¡Riquísmos! y ¿la pasta? ¡exquisita!.
Claro que aquí hablamos de pan, de un fondo fino, ligero, que no se impone ni molesta, y sobre el que se desliza suavemente hacia el paladar, y después hacia el "segundo cerebro" el conjunto de la arrabiatta que, lo confieso, seguí comiendo como Dios manda: con la mano.
Exquisita. Y miren que únicamente lleva salsa arrabiata, tomate, anchoas y mozarella. Yo la disfruté con un vino blanco, fresco y afrutado. Ustedes, ustedes mismos.
¿Y si no me gusta el picante? Pues nada, hombre. Una magnífica oferta le espera, con más de 26 pizzas con ingredientes para todos los gustos, además de pizzas cerradas y pizza bianca (les recomiendo la carbonara, pero es que a mí la avaricia me vicia). Y qué decir de la pasta, de las tostas, de las carnes...
Les podría desgranar la carta, pero, lo mejor, vayan y prueben. En serio.