Entrevista. Shinoda Bolen: Esa parte de las mujeres que no se somete

Entrevista. Shinoda Bolen: Esa parte de las mujeres que no se somete

"Me gustaría ver la igualdad y el poder de la mujer en todos los niveles"

 

¿Qué quiere decir con “indomable”?
Me refiero a una actitud interior: “ni a base de palos me rindo yo”. Las mujeres y las jóvenes con este arquetipo, que han sido apaleadas, violadas, despreciadas, acosadas física o emocionalmente, quizá no sean capaces de rebelarse contra quien hace uso de su poder en perjuicio de ellas, pero en lugar de identificarse como víctimas, piensan en cómo sobrevivir. Las mujeres indomables han superado desafíos físicos y han perseverado (escalando montañas, haciendo senderismo, soportando tratamientos contra el cáncer o negándose a rendirse y a ser consideradas unas discapacitadas.) Indomable es seguir adelante a pesar de las dificultades. El espíritu de Artemisa es esa parte de las mujeres que no se somete.

¿Se detecta de algún modo su experiencia como analista jungiana en este libro?
En la profundidad del conocimiento y de la compasión que siento por las mujeres y los hombres que de pequeños fueron valorados o rechazados en función de las necesidades de su padre o su madre, de las hijas que acudieron en ayuda de sus madres en lugar de que ocurriera todo lo contrario. El valor que otorgo a los símbolos y las metáforas para llegar a los lugares más recónditos y asertivos de la psique es el producto de mi formación como analista jungiana. Las historias que he elegido a modo de ejemplo proceden de una autobiografía publicada que recoge detalles de muchos pacientes con los que he trabajado a lo largo de cuarenta años. Mis libros pretenden ofrecer a los lectores las percepciones que sobre sí mismos y sus relaciones tiene una analista jungiana, desde dentro.

¿Cómo se le ocurrió analizar la sociedad moderna a través de la mitología griega?

Porque es la mitología de la civilización occidental y forma parte de mi educación; la conocemos casi todos los que estudiamos en occidente. Además, en la universidad me interesó muchísimo la historia y el análisis de todos los hechos desde una perspectiva histórica. Cuando el movimiento de liberación de la mujer puso el punto de mira en el “patriarcado”, para mí quedó muy claro que nuestra cultura era la del monte Olimpo, en el que Zeus, con sus truenos, era el rey de los dioses y, como padre de la segunda generación de olímpicos, por medio de violaciones, seducciones y engaños, también podía ser nombrado rey de los violadores. Cuando una cultura, un país, las empresas corporativas o las familias son capitaneadas por un Zeus, las alianzas, las intrigas, los amoríos y las ostentaciones de privilegios guardan un paralelismo con los mitos griegos.

 

 

¿Podría citarnos a una mujer que encarne el arquetipo de Artemisa en la literatura?
Jo March, en el clásico de toda la vida Mujercitas. Katniss Everdreen en Los juegos del hambre (trilogía), Lisabeth Salander en La chica del dragón tatuado (trilogía)... Y en la autobiografía de Alexandra David-Neel Místicos y magos del Tibet.

¿Puede darnos un ejemplo de la vida real?
Gloria Steinem, Eve Ensler, Malala Yousafzai, Diana Nyad, Julia Butterfly Hill.

Los griegos adoraban a una multiplicidad de dioses y diosas. En la actualidad la mayoría de las culturas adora a un solo dios masculino. ¿Tiene eso consecuencias?
El monoteísmo justifica la dominación masculina porque “los hombres están hechos a semejanza de Dios” y (en una de las dos versiones de la creación del hombre y de la mujer en el Génesis), Eva surgió de la costilla de Adán para convertirse en su compañera. El resultado fue una larga procesión de mujeres con una posición inferior a los hombres en culturas basadas en las religiones judeocristiana y musulmana, que comparten la misma historia de la creación. Eva o Pandora como representantes de las mujeres tienen la culpa de haber traído los demonios a nuestro mundo. En los debates teológicos de la época medieval se preguntaban si las mujeres tenían alma. Ahora hemos sabido, gracias a la arqueología y la antropología, que antes de que existiera el monoteísmo, se adoraba a las divinidades femeninas, la Tierra era sagrada y todo nacía del cuerpo de la mujer o la hembra. Cuando las mujeres se consideran la encarnación de la divinidad femenina, o un arquetipo de una diosa griega, tienen una sensación inherente de valía interior.

¿En el mundo hay más sociedades matriarcales o patriarcales?
Las sociedades y las naciones patriarcales dominan el mundo. Las religiones, los negocios, la política, las instituciones con poder y prestigio son jerárquicas, y los hombres están en lo más alto. Solo al margen de las culturas dominantes seguimos hallando sociedades matriarcales o matrilineales, que son fundamentalmente pueblos indígenas.

¿Cómo podemos combatir las desigualdades a las que tienen que enfrentarse las mujeres en la actualidad?
Sería muy importante que hubiera un movimiento global de liberación de la mujer, y por eso soy una defensora del 5º Congreso de las Naciones Unidas sobre la Mujer. Un congreso de estas características significaría un paso adelante en la atribución de poder e igualdad a las mujeres por la influencia que tendría en el despertar de la conciencia sobre la desigualdad y la misoginia y por proporcionar ejemplos de casos que funcionan y están provocando cambios. Los movimientos de liberación de la mujer surgen del crecimiento ascendente de la conciencia y de la sensación de valía de las mujeres. Cada círculo de mujeres que se dan apoyo en la vida contribuye a que sus miembros confíen en sus observaciones, así como el hecho de tomar la palabra y ser escuchada ayuda a las mujeres a encontrar su voz.

 

¿Se considera una feminista? Sí, claro.

¿Podemos salvar lo que amamos?
Aquello que hacemos para salvar lo que amamos a veces es lo que consigue salvarlo. No siempre, claro. Pero lo que hacemos, salvar la vida o la mente de alguien, un árbol o un bosque que iba a ser talado, preservar el espíritu de una institución… Todo eso nos cambia. Nos volvemos más valientes, y probablemente ganamos en humildad y corremos el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Cuando amamos aquella cosa o aquella persona que nos hemos comprometido en salvar, el corazón, la mente y el alma aceptan el compromiso, y la vida adquiere significado y propósito.

¿Este libro es una llamada al activismo?
¡Sí! Pero permítame que empiece con mi definición: una activista es una mujer que es consciente de que algo tiene que cambiar, cree que el cambio es posible y decide hacer aquello que se siente llamada a hacer. Puede ser algo de su vida, de sus relaciones, de su comunidad o del mundo. Se trata de tomar conciencia y hacer una elección, y la mejor manera es hacerlo con amor, esperanza, perseverancia y optimismo.

¿Qué cambios le gustaría ver en el mundo en un futuro?
Me gustaría ver la igualdad y el poder de la mujer en todos los niveles, desde el personal al familiar pasando por las instituciones y las naciones. Creo que algo así terminaría con la violencia doméstica y con los conflictos armados como un medio de resolver disputas. Si las mujeres se ocuparan del bienestar y la seguridad de todos los niños estarían a salvo en sus casas, en las calles y en el mundo. Si las mujeres tuvieran el poder para tomar decisiones sobre cómo distribuir los fondos económicos en todos los niveles basándose en “la agenda de la madre (aquello que toda madre querría para su hijo trasladado a todos los niños)”, los pequeños no solo estarían a salvo, sino que podrían estudiar, contar con una buena nutrición y disfrutar de cuidados sanitarios, poniendo un énfasis especial en el bienestar psicológico, físico y espiritual y en la expresión creativa.

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