En recientes tiempos las estadísticas gubernamentales empiezan a ponerse en dudas, hace unos días la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ha decidido llevar a Cristóbal Montoro a la Audiencia Nacional, debido a la incredibilidad de los datos fiscales que se proporcional de Comunidades Autónomas y corporaciones locales. En este sentido podemos también razonar que es posible que en otros campos también las cifras no sean las que se cuentan.
En razón del emprendimiento, se podemos encontrar las cifras del ascenso de personas físicas que se dan de alta o crean su micro pyme pero en ningún sitio podemos encontrar cuantas cierran a la cabo de uno a tres años, vida estimada de cualquier empresa, ni de cuánto dinero supone eso en cifras en deuda generada para la administración pública o privada.
Hay una realidad patente, que es que todo idea que se sube y se vende como la salvadora de un mal colectivo o común, en este caso el desempleo, en poco tiempo desinfla con consecuencias inimaginables futuras, en el pasado pudimos contemplar como las burbujas de los tulipanes en Holanda o la construcción en España dejo una profunda crisis económica y laboral.
Hay una serie de sectores que empiezan a vender determinados operadores en ocasiones alimentados por la administración pública con unos signos parecidos a los que generaron crisis anteriores, en este caso el emprendimiento se vende como la revolución de la década, todos podemos ser emprendedores, hay que pensar en muy grande para no fracasar, es muy fácil emprender, o la exagerada motivación que provocan los networking u otras iniciativas de comunicación o relación que hacen creer al emprender que se come el mundo como si fuera de él.
Es cierto que mucha gente pude emprender, pero sin más ni menos capacidad que otros que han emprendido antes, hoy en día lo que llamamos emprendedor no deja de ser el autónomo de toda la vida y que sin tanta propaganda siempre ha sobrevivido incluso habiendo tenido un trato desigual con respecto al resto de trabajadores o empresarios propiamente dichos.
Por ello, hay que valorar si el emprendimiento que ha generado miles de acciones en ciudades, comunidades autónomas o corporaciones locales es acertado o es una idea que interesa sembrar a los ciudadanos. En primer lugar, hay grandes beneficiados con la idea de que todo el mundo puede emprender que son la administración pública y otros agentes asociados a empresarios que viven de la vida pública y que estas iniciativas les viene bien por imagen y publicidad en medios de comunicación, pero se debe valorar si el bien de unos pocos es positivo en detrimento del engaño de unos muchos que creen a fe ciega que emprender es fácil.
Si profundizamos en el análisis, podemos mediante la información que el boom del emprendedor va creciendo con el aumento de la demanda de desempleo incentivado por una gran propaganda desde las Autoridades Laborales y Empresariales, asociadas a otras asociaciones cuyo interés también crece por imagen, si bien es cierto que todo el mundo tiene interés de que todo funcione pero quizás y solo quizás solo les importe los datos de cuantas pequeñitas empresas crean al año para contarlo públicamente y no cuantas empresas crean que sigan vivas a los tres años.
Pero claro está, que dentro de a quién beneficia y porque se deja fuera datos importantes como los siguientes:
- Es beneficioso dejar coger el desempleo en un tanto alzado para fomentar el emprendimiento, pero claro eso genera pago de cotizaciones que a la vez paga pensiones actuales. Beneficia al gobierno.
- Si fracasa, no tiene desempleo a no ser que lo cotice y cotizándolo solo tendría a un máximo de 12 meses.
- Si es emprendedor persona física, la empresa privada aligera costes con trabajadores indefinidos porque subcontrata el servicio con un emprendedor al cual va a apretar para trabajar con márgenes tan pequeños que le va a ser difícil sobrevivir. Beneficio para las grandes empresas.
- Fomento de la competitividad, si claro, pero para ofertar servicios más baratos o incluso hacer trabajos o cierto del trabajo gratis porque si no, no se le contrata. Beneficio para las grandes empresas.
Por tanto, hay que valorar si estamos ante una simple moda, una iniciativa por mejorar a todos o una nueva burbuja trasladada de un plano económico a un plano social. Por burbuja económica entendemos, la subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del mismo producto. En este sentido, esta figura no genera una burbuja exactamente económica, aunque si con influencia en la economía puesto que el emprendedor arriesgas su patrimonio, su desempleo y el dinero de los contribuyentes mediante subvenciones, bonificaciones o deducciones de seguridad social o impuestos, que en caso de fracaso genera un problema que antes era colectivo y ahora es individual por las deudas que le puede genera y colectivo por las deudas que genera al conjunto social y que el resto de contribuyentes va ver resentido en su bolsillo.
Por ello, lo primero que se le debe decir a un emprendedor es que iniciar una actividad autónoma no es un juego, porque aparte de ilusión se necesita formación, conocimiento pero también viabilidad y gestión, por lo que iniciar la actividad de manos de unas ilusiones que te crean no es lo mismo que hacerlo de mano de profesionales entrenados para hacer tu idea viable y gestionable.
Por ellos es más lógico que tu idea pase por profesionales en emprendimiento por dos motivos: fueron emprendedores en su día y han asesorado a millones de empresas y autónomos. Profesionales que no están a la orden del gobierno o agentes de interés por la moda del emprendimiento y si por la viabilidad del negocio como los Graduados Sociales, Economistas o Abogados, que aportaran la viabilidad real del emprendedor para que tome su mejor decisión a la hora de iniciar o a la hora de la vida de su idea.
Es curioso que las fuentes estadísticas no indiquen el número de emprendedores que inician su actividad y en una vida de 3 años fracasan, sobre todos las estadísticas gubernamentales puesto que eso haría ver una realidad en España. No obstante, según datos de las principales asociaciones de autónomos del país el 70 % de los emprendedores fracasa en dicho tiempo por una falta de realidad sobre su negocio o sobre la planificación del mismo.