Oviedo (E.P.).-La Fiscalía del Principado de Asturias ha solicitado la condena a cinco años y medio de prisión para dos comerciales de una empresa de El Berrón (Siero) acusados de realizar un total de 35 operaciones fraudulentas, algunas de ellas en colaboración con otros cuatro acusados, entre noviembre de 2009 y febrero de 2010. La vista oral contra los seis acusados comenzará este lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Oviedo, a las 10.30 horas.
Según informa la Fiscalía en una nota de prensa, la compañía en la que trabajaban los acusados estaba dedicada a la venta de productos para el hogar, realizando las ventas a través de vendedores a domicilio mediante catálogo.
Una vez que los comerciales realizaban la venta, lo comunicaban a la empresa, solicitando el pedido, que era enviado a la dirección indicada en el contrato. La empresa facilitaba la compra a plazos a través de entidades financieras y, cuando éstas autorizaba la financiación, la compañía servía la mercancía adquirida en la dirección que constaba en el contrato.
La Fiscalía sostiene que los dos principales acusados aprovechaban para realizar visitas domiciliarias, mostrando el catálogo, en las que recababan datos de identidad y bancarios de los supuestos clientes y copias de su documentación. Con estos datos elaboraban supuestos contratos de compra de productos a la empresa para la que trabajaban, estampaban las firmas como si fueran las de los supuestos compradores, y remitían los contratos y las copias de la documentación de los compradores a la entidad financiera para la aprobación de la financiación de la compra.
Una vez aprobada la financiación, la entidad se ponía en contacto con el supuesto comprador, haciéndose pasar por él los propios acusados u otra persona de acuerdo con ellos, los cuales aceptaban la operación. Una vez que se recibían los efectos en el lugar que ellos designaban, los acusados los recogían inmediatamente para quedárselos o revenderlos posteriormente, mientras que las cuotas del préstamo, en unos casos, se cargaban en las cuentas bancarias de los supuestos compradores que nada sabían de la operación.