Ayer los fuegos artificiales de Gijón y el carnaval de Luanco fueron los principales protagonistas de la folixa asturiana, una mala noche con lluvia quiso deslucir los fuegos y también cortar la fiesta de los disfraces de Luanco, pero la amenaza y tromba de agua tan sólo duró unos minutos, que aunque si obligó a los que visitaron Gijón a utilizar el paraguas, todo lo contrario a los cientos y miles de disfrazados que ya iban apareciendo procedentes de toda Asturias con una gran variedad de adornos, disfraces y originalidad a los que poco les importaba la lluvia caída.
Los bares y comercios del pueblo se llenaban de clientes y pudimos ir visitando casi todos viendo lo que sólo se ve cuando uno se fija, destacar las buenas atenciones del Puerto, la rambla, la heladería Helio, las delicias,… y una pena la poca profesionalidad, educación y mala atención al cliente de bares que situados en zonas privilegiados tienen y tuvieron con varios clientes, como el bar la cava, hay sitios que no merece la pena frecuentar.
El lema de los disfraces era Roma, pero multitud de disfraces de niños y mayores llenaron la villa marinera, no sólo con el disfraz romano, sino con un gran y variopinto surtido.
Música hasta altas horas atravesaba por el pueblo con el tren musical alrededor del cual se congregaban los transeúntes a bailar, buen ambiente y salvo los típicos y por desgracia cada vez más comunes comas etílicos de los más jóvenes-una chica de 14 años tuvo que ser atendida por un fuerte golpe en la cabeza en el paseo de la playa.
El Alcalde, este año tenía especial miedo y precupación de que sucediese lo sucedido en la edición del año pasado y quiso tomar medidas.
El concurso infantil a punto estuvo de quedar deslucido por la lluvia, pero la ilusión de los niños y el trabajo previo de los padres fue más fuerte que la lluvia caída.