Por Fernando Bazán
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Nabil Elarabi, Secretario de la Liga Árabe, propondrá su visita a Damasco del día miércoles donde estaba prevista una reunión con el presidente sirio Bashar Al-Assad. Elarabi iba a transmitirle al presidente sirio la propuesta acordada en una reunión de ministros de Relaciones Exteriores árabes el mes pasado en El Cairo donde se aboga por una declaración clara de principios –por parte del gobierno sirio- que afirme el compromiso de un gobierno plural, que acelere las reformas y la celebración de elecciones en tres años.
Un diplomático árabe, en la sede de la Liga en El Cairo, señaló que la visita se ha pospuesto pero no cancelado y que la misma se llevará a cabo cuando las condiciones lo permitan. La agencia estatal de noticias de Egipto (MENA), dijo que Siria no dio ninguna explicación por el retraso y que no se fijará una nueva fecha para el viaje.
Elarabi dijo el martes que sus conversaciones con el presidente Bashar al-Assad y el ministro de Relaciones Exteriores, Walid Al-Moallam, se iban a centrar en los esfuerzos diplomáticos para poner fin a los disturbios en Siria y el resultado de las conversaciones iba a determinar si sería la última oportunidad de Siria o no; también descartó una reunión con grupos de la oposición de Siria durante su corto viaje a Damasco.
Mientras se conocía de la suspendida visita de Elarabi, las fuerzas de seguridad sirias renovaron sus operaciones en Homs y Idlib, de acuerdo a lo declarado por con Mahmoud Merhi, presidente de la Organización Árabe de Derechos Humanos. También las fuerzas de seguridad llevaron a cabo un gran asalto en Nawa -cerca de Daraa- según lo informó Merhi.
Los gobiernos árabes rompieron meses de silencio sobre Siria en la reunión de la Liga en El Cairo la semana pasada donde exigieron el cese de la violencia; la decisión de enviar a Elaraby a Damasco para presionar por reformas políticas y económicas surge de esta reunión pero también coincide con un aumento de la presión por parte de la UE y de los progresos de la situación en Libia. El 27 de agosto, durante la reunión, los ministros árabes habían pedido que se ponga fin al derramamiento de sangre "antes de que sea demasiado tarde" y que se "respete el derecho del pueblo sirio a vivir con seguridad” y “el respeto de sus legítimas aspiraciones de reformas políticas y sociales."