Beatriz Díaz asiste a la recepción del presidente de Macedonia

Beatriz Díaz asiste a la recepción del presidente de Macedonia

Gjorge Ivanov celebró un acto de bienvenida en honor de los integrantes de «La Fura dels Baus» en el arranque del «Festival de Verano de Ohrid».

 

Redacción.- El presidente Gjorge Ivanov recibió este domingo en recepción oficial al equipo artístico de «La Fura del Baus» encargado de poner en escena «Carmina Burana», que volvió a reunir entre sus filas a la soprano lírica asturiana Beatriz Díaz (primera por la derecha en la foto).

 

El encuentro tuvo lugar a mediodía en Vila Biljana, la residencia de verano del primer mandatario macedonio, y contó con la presencia de los organizadores del «Festival de Verano de Ohrid» que ayer abrió brillantemente la edición número 55 del certamen con la obra maestra del compositor alemán Carl Orff.

 

Minutos antes de dar comienzo el espectáculo, el propio Ivanov se dirigió a los asistentes que abarrotaban el teatro Antiguo de la ciudad medieval y declaró inaugurado el festival. «La cultura va a salvar al mundo -dijo- porque crear y compartir el arte es un espejo que nos enriquece espiritualmente. Las obras de los artistas europeos y mundiales que vienen a visitarnos salvan las barreras del espacio y del tiempo y es una obligación para nosotros contribuir al desarrollo de las nuevas generaciones».

 

La voz de Díaz volvió a resplandecer sobre el cielo de Macedonia, en la noche estrellada y mágica del auditorio al aire libre, donde derrochó facultades junto al contratenor ruso Vasily Khoroshev, el barítono bilbaíno José Manuel Díaz y la actriz crevillentina Luca Espinosa, bajo la dirección del maestro valenciano Josep Vicent.

 

El público siguió extasiado el alto voltaje sensual y sexual de la propuesta «furera» de Carlus Pradissa y Zamira Pasceri, llena de ataques provocadores a los convencionalismos y de excitaciones carnales sin recato, y premió entre aclamaciones y con una gigantesca ovación final, no sólo el mérito indiscutible de todos los solistas, sino el conjunto entero de imágenes volátiles, surrealistas, juguetonas y posmodernas que desfilan por la partitura, como las plantas carnívoras, el agua, el fuego, la luz, las manadas de caballos desbocados, los deshielos, las vendimias, los latidos descarnados o los pálpitos profundos de unos clérigos entregados al pecado con tentadoras doncellas ávidas de deseo.

 

Tanto tuvo que ver en la gloriosa representación el alto nivel de la Filarmónica, Coro, Ópera y Ballet de Macedonia que como colofón se bisó la parte más conocida de la cantata, el épico, potente y emocional «O fortuna» para mayor grandeza de una noche memorable.

 

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