La compañía suiza Novartis intenta de nuevo socavar en los tribunales de India la Ley de Patentes de este país, y en particular la salvaguarda de salud pública específicamente incluida para impedir que las farmacéuticas recurran a prácticas abusivas para patentar medicamentos ya existentes. El caso se encuentra ahora en el Tribunal Supremo, y si este finalmente fallase a favor de Novartis, la erosión del Apartado 3(d) de la Ley tendría un impacto devastador en el acceso a medicamentos asequibles en todo el mundo en desarrollo.
“El sistema que ahora tenemos no es perfecto, pero impide que las compañías farmacéuticas vayan sumando uno tras otro injustificados monopolios de 20 años para un mismo fármaco cada vez que presentan un nuevo uso o una nueva presentación del mismo —explica—. Novartis quiere desvirtuar esta salvaguarda, sin importar las consecuencias que ello pueda tener para la salud pública”.
Novartis ha interpuesto una demanda contra el Apartado 3(d) de la Ley de Patentes, que, junto con otras disposiciones, establece que una nueva forma de un medicamento conocido sólo puede patentarse si no es obvia y si demuestra una mayor eficacia terapéutica que el fármaco ya existente. Cuando India, como parte de sus obligaciones como Estado miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), introdujo las patentes sobre medicamentos en 2005, se aseguró de buscar el equilibrio entre los derechos privados de patente y las necesidades de salud pública.
Si Novartis consigue debilitar la interpretación del Apartado 3(d), y obtiene finalmente la patente para el imatinib mesilato, el medicamento contra el cáncer que está en el origen de la querella, ello obligaría a India a conceder muchas más patentes de las que concede actualmente o de las que requiere la normativa comercial internacional. Esto podría suponer el fin de la competencia genérica para muchos medicamentos esenciales, que por tanto conservarían precios muy elevados tanto en India como en los países en desarrollo.
Implicaciones globales
“Como India es la fuente de la mayoría de medicamentos asequibles de calidad utilizados en todo el mundo en desarrollo, las consecuencias traspasarían las fronteras del país”, advierte el director de la CAME, Tido von Schoen-Angerer. “La amenaza para el mundo en desarrollo es real y es para todos los pacientes, es decir que no sólo los pacientes con cáncer en India están en la línea de fuego”.
“En la práctica, ya hemos visto las ventajas de las salvaguardas de salud pública en la Ley india de Patentes”, explica Menghaney. “Gracias al Apartado 3(d), las solicitudes de patente para las formas salinas, las formulaciones pediátricas y las dosis fijas combinadas de medicamentos antirretrovirales han sido rechazadas. Estos son precisamente los medicamentos que necesitan de la competencia genérica para reducir sus precios y ser asequibles.”
Pero el Apartado 3(d) hace tiempo que molesta a las compañías farmacéuticas. En 2006, cuando la Oficina india de Patentes rechazó la solicitud de Novartis para el imatinib mesilato (Gleevec), arguyendo que en realidad este no era más que una nueva forma de un medicamento demasiado antiguo como para ser patentable, la compañía se embarcó en una batalla judicial para conseguir la declaración de inconstitucionalidad del Apartado 3(d). Tras perder el caso en primera instancia en 2007 y en apelación en 2009, Novartis ha vuelto a la carga, intentando asegurarse de que el término ‘eficacia terapéutica’ se interprete de forma que permita que sean patentables incluso cambios insignificantes de medicamentos conocidos, como ocurre con el imatinib mesilato.
“Las decisiones que toman las Oficinas indias de Patentes y los tribunales indios son una cuestión de vida o muerte para personas con VIH/sida”, recuerda Loon Gangte, de la Red de Personas VIH-Positivas de Delhi (DNP+, por sus siglas en inglés). “Dependemos de la disponibilidad de medicamentos para tratar el sida y otros medicamentos esenciales producidos por fabricantes indios para seguir viviendo y estar sanos”.
“Novartis está intentando encorsetar a las Oficinas de Patentes indias. Quiere acabar con su capacidad de rechazar patentes sobre nuevas formas de medicamentos antiguos que aportan poca eficacia terapéutica respecto a los fármacos ya existentes”, explica Leena Menghaney, coordinadora en India de la Campaña de MSF para el Acceso a Medicamentos Esenciales (CAME).
“El sistema que ahora tenemos no es perfecto, pero impide que las compañías farmacéuticas vayan sumando uno tras otro injustificados monopolios de 20 años para un mismo fármaco cada vez que presentan un nuevo uso o una nueva presentación del mismo —explica—. Novartis quiere desvirtuar esta salvaguarda, sin importar las consecuencias que ello pueda tener para la salud pública”.
Novartis ha interpuesto una demanda contra el Apartado 3(d) de la Ley de Patentes, que, junto con otras disposiciones, establece que una nueva forma de un medicamento conocido sólo puede patentarse si no es obvia y si demuestra una mayor eficacia terapéutica que el fármaco ya existente. Cuando India, como parte de sus obligaciones como Estado miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), introdujo las patentes sobre medicamentos en 2005, se aseguró de buscar el equilibrio entre los derechos privados de patente y las necesidades de salud pública.
Si Novartis consigue debilitar la interpretación del Apartado 3(d), y obtiene finalmente la patente para el imatinib mesilato, el medicamento contra el cáncer que está en el origen de la querella, ello obligaría a India a conceder muchas más patentes de las que concede actualmente o de las que requiere la normativa comercial internacional. Esto podría suponer el fin de la competencia genérica para muchos medicamentos esenciales, que por tanto conservarían precios muy elevados tanto en India como en los países en desarrollo.
Implicaciones globales
“Como India es la fuente de la mayoría de medicamentos asequibles de calidad utilizados en todo el mundo en desarrollo, las consecuencias traspasarían las fronteras del país”, advierte el director de la CAME, Tido von Schoen-Angerer. “La amenaza para el mundo en desarrollo es real y es para todos los pacientes, es decir que no sólo los pacientes con cáncer en India están en la línea de fuego”.
“En la práctica, ya hemos visto las ventajas de las salvaguardas de salud pública en la Ley india de Patentes”, explica Menghaney. “Gracias al Apartado 3(d), las solicitudes de patente para las formas salinas, las formulaciones pediátricas y las dosis fijas combinadas de medicamentos antirretrovirales han sido rechazadas. Estos son precisamente los medicamentos que necesitan de la competencia genérica para reducir sus precios y ser asequibles.”
Pero el Apartado 3(d) hace tiempo que molesta a las compañías farmacéuticas. En 2006, cuando la Oficina india de Patentes rechazó la solicitud de Novartis para el imatinib mesilato (Gleevec), arguyendo que en realidad este no era más que una nueva forma de un medicamento demasiado antiguo como para ser patentable, la compañía se embarcó en una batalla judicial para conseguir la declaración de inconstitucionalidad del Apartado 3(d). Tras perder el caso en primera instancia en 2007 y en apelación en 2009, Novartis ha vuelto a la carga, intentando asegurarse de que el término ‘eficacia terapéutica’ se interprete de forma que permita que sean patentables incluso cambios insignificantes de medicamentos conocidos, como ocurre con el imatinib mesilato.
“Las decisiones que toman las Oficinas indias de Patentes y los tribunales indios son una cuestión de vida o muerte para personas con VIH/sida”, recuerda Loon Gangte, de la Red de Personas VIH-Positivas de Delhi (DNP+, por sus siglas en inglés). “Dependemos de la disponibilidad de medicamentos para tratar el sida y otros medicamentos esenciales producidos por fabricantes indios para seguir viviendo y estar sanos”.
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