Hoy jueves, día 11 de junio, D. Luis María Pascual Pino, presidente del Ateneo Obrero de Gijón, y D. Pedro Roldán García, presidente de la Sociedad Cultural Gijonesa, presentaron una instancia, acompañada de un informe, en el Registro del Ayuntamiento de Gijón, ante el estado de abandono y deterioro evidente de la zona donde se encuentran las sepulturas de Rosario de Acuña y de Enrique Valdés Villar en el Cementerio Civil de Ceares.
En dicha instancia solicitan que, por parte de los servicios técnicos municipales competentes, se tomen las medidas oportunas para intervenir en dicha zona con el fin de adecentarla y que tenga un aspecto digno de las personalidades que allí yacen.
Asimismo, informamos de que en los próximos días se presentará otra solicitud para la reparación tanto de la placa que está en la que fuera Casa de Rosario de Acuña como de algunos daños que se aprecian en el monolito, sito en la Senda de El Cervigón, de homenaje a los deportados asturianos en los campos de concentración.
El Cementerio Civil de Ceares-El Sucu y las tumbas de
Doña Rosario de Acuña y Villanueva y de Don Enrique Valdés Villar
Queríamos llamar la atención sobre el estado de desatención en que se encuentra el Cementerio Civil y las numerosas tumbas de nuestros convecinos fallecidos, que allí descansan a espaldas de la capilla que en el Cementerio de Ceares tiene la Iglesia romana.
Desde que se hiciera en el Cementerio Civil una intervención a fondo, hace ya un lustro, acondicionando todo el lugar (limpiando y pintado barandas, plantando cipreses, quitando las malas hierbas y echando cantos rodados en las partes ajardinadas,...), se abandonó a su suerte y la apariencia de descuido y desidia es evidente. Pero la negligencia general se evidencia en dos tumbas en concreto. Nos referimos a las de nuestra querida vecina Doña Rosario de Acuña y Villanueva y a la situada a su izquierda, en donde descansa Don Enrique Valdés Villar.
Como sabemos, la insigne escritora madrileña Doña Rosario de Acuña y Villanueva, a instancias del Ateneo Obrero de Gijón y la masonería gijonesa, vivió con nosotros sus últimos quince años de vida. Su recuerdo permanece desde que iniciara en 1909 la construcción de su solitaria casa en "La Providencia" y que habitaría ya desde 1911 hasta su muerte. Su tumba constituida por una losa de mármol blanco, sobre la que reposa un ladrillo con sus iniciales “R.A.”, pide una limpieza general y, tal vez, la reposición del ladrillo. Al fondo, recibido sobre la pared lindante y que es el muro trasero de la capilla, existe una placa que la Asociación de Viudas del Ejercito Republicano, puso en su memoria y que bien merecería, también, una buena limpieza.
Pero sin duda, la que en peor estado se encuentra es la del masón Don Enrique Valdés Villar, nacido en Colunga 1856 y fallecido en Gijón en 1927. Se trata de un indiano que había estado en Cuba y que en Gijón pertenecía a la Logia Jovellanos. Ahora la losa de la tumba se encuentra en un estado lamentable, rota desde hace tiempo y desaparecidos algunos trozos, casi ilegible, siendo la única que se conserva con símbolos masónicos de las muchas que había antes de 1937 en el cementerio y que se salvó milagrosamente de la destrucción. Antes de que sea demasiado tarde, sería aconsejable una profunda restauración.
El pequeño conjunto que ambas tumbas componen, tendría que ser intervenido también con una limpieza de los cantos rodados de mármol blanco del suelo, así como una poda en seto de los cipreses del fondo, que al encontrar en su crecimiento la pared, se deforman y atropellan “sin orden ni concierto”