El médico acusado de traficar con morfina dice que hacía muchas recetas por problemas de almacenaje
Niega los hechos de los que se le acusan e insiste en que administraba el cloruro mórfico
El médico acusado de traficar con morfina ha manifestado durante el juicio que "si recetaba tantos envases de cloruro mórfico era por problemas de almacenaje", ya que al no tener caja fuerte para custodiarlo destruía los envases que no usaba a diario, al acabar la jornada. Ha destacado que mientras en la seguridad social tienen cajas fuertes para custodiarlos, el recogía por la mañana los envases y por la noche destruía la caja "porque no quería quedarse con nada". Ha indicado que llegado el caso compraba cajas de diez ampollas y si no las usaba "destruía nueve por la noche".
A preguntas de la fiscal, el acusado ha reconocido que siempre administraba él mismo a los pacientes la morfina porque se había encargado de ello ya que las enfermeras no disponía de las agujas específicas con las que se administraba dicha medicación. No obstante ha incidido que lo administraba "con responsabilidad".
Además ha manifestado que "lleva muchos años tratando el dolor y conoce bien a sus pacientes" y si les recetaba morfina él y no la Seguridad Social "es porque la Seguridad Social sólo lo hace en casos terminales" y él sabía que le podía venir bien a los pacientes a los que atendía.
La fiscal ha insistido en que no aparecía la administración de morfina en ninguna de las hojas de medicación de los pacientes, algo que el acusado ha justificado argumentando que "lo administraba él mismo" porque "él era su médico". Así ha asegurado que "ni se iba de vacaciones y trabajaba todos los días", por lo que no veía necesario avisar de esta medicación.
También ha justificado que él personalmente recogiese únicamente las recetas de cloruro mórfico y no el resto de medicamentos, tanto en los pacientes ingresados en centros geriátricos como incluso en los pacientes que estaban en sus hogares. "Yo trabajo así por facilitar las cosas a los pacientes y ayudar", ha dicho, a la vez que ha indicado que desconoce si otros profesionales trabajan así.
Preguntado por casos concretos, como el de su propia madre que padece lumbociática y a la que le suministró importantes dosis de cloruro mórfico, ha indicado que "la conoce, vive con él y sabía cuando tenía dolor o no". Ha justificado que ahora está mejor y además apenas precisa medicación.
Así mismo ha justificado la receta a una mujer fallecida que estaba ingresada en la Residencia de El Fontán asegurando que hizo las recetas por la mañana y la mujer falleció por la noche. Sobre otras recetas a pacientes que habían fallecido días antes, no supo explicar lo ocurrido.
NUNCA FUE APERCIBIDO
A preguntas de su abogado, Ricardo Alvarez-Buylla, el acusado ha manifestado que en estos años "nadie desde la consejería de Salud ni del Principado fue a su casa a ver si tenía morfina, ni le dijo nunca que dejase de recetarla".
Además ha negado haber "vendido, regalado o donado a alguien esas ampollas de morfina que no fuesen pacientes" y ha insistido en que los pacientes de los geriátricos son pacientes suyos y no del médico de cabecera y por tanto es libre de ponerle morfina y puede dar cuenta o no de ese tratamiento.
También ha indicado que "nadie ha investigado si tenía dinero o había ganado dinero con la venta de esa morfina, ni hubo denuncia por parte de familiares de los pacientes, sino sólo agradecimientos, ni hubo expediente sancionador alguno, ni de los centros, ni de la consejería ni de nadie".
TESTIGOS
De los seis testigos citados únicamente han acudido tres, una de ellas la médica de cabecera de una de una de las pacientes ingresada en el centro Casta, donde trabaja el acusado y que fue medicada con morfina.
La testigo ha indicado dice que "no sabía que esa mujer estaba recibiendo morfina" ya que ella le había pautado otra medicación que consideraba era suficiente tratamiento. Preguntada si el acusado debería haberle informado, la doctora no ha sido clara. "No sabría decirle si sería lógico que me comentase que le estaba dando morfina. Es difícil de decir, no estaría obligado pero por cortesía debería decírmelo", ha dicho.
Por su parte el gerente del Centro Casta, ha justificado el comportamiento del acusado y ha asegurado que "era normal que él recogiese la morfina que recetaba" porque ha destacado que era más adecuado para la organización.
Otro de los testigos llamados a declarar, el Presiente Colegio de Médicos Asturias, ha indicado que una vez recibido por parte de Fiscalía la petición del informe para conocer si había o no mala praxis, la Comisión Deontológica consideró que no había ningún motivo para elaborar ningún informe. Por ello el acusado siguió prescribiendo y recogiendo el mismo número de talonarios de recetas ya que no había razón para negárselas.
El juicio ha quedado suspendido hasta el próximo 25 de junio día en el que se reanudará la vista con los testigos restantes.