Uno ciñe contra el viento y todo parece indicar que así seguirá unos cuantos días más; otro ve cómo se le abre un pasillo que puede llevarlo en volandas hasta las puertas del estrecho de Gibraltar; y el tercero goza de unas condiciones idílicas que le permiten una navegación “muy tranquila”, perfectamente instalado en el cinturón de los alisios del Atlántico Sur.
El Hugo Boss lleva semanas ciñendo contra el alisio, una navegación siempre incómoda: el barco escora, la tripulación vive en un mundo permanentemente inclinado, el barco choca contra las olas, una tras otra, el aparejo vibra y sufre. A nadie le gusta ceñir, pero Andy Meiklejohn y Wouter Verbraak deberán seguir aguantando estas condiciones durante unos cuantos días más, al menos hasta que el lunes por la tarde lleguen al estrecho de Gibraltar. Y veremos si entonces el levante no quiere darles la bienvenida en el Mediterráneo y les exige seguir ciñendo por el mar de Alborán.
En las últimas horas el neozelandés y el holandés han virado al menos cuatro veces para superar la isla de Madeira sin caer en las zonas de desvente que provocan sus altas montañas, y se encuentran ya al norte de esta isla portuguesa.
Oportunidad para el Fòrum Marítim Català
Si el Hugo Boss deberá ganarse la aproximación a Gibraltar con mucho trabajo y mucho pantocazo, ante el Fòrum Marítim Català se está abriendo un pasillo que lo puede llevar directo al Estrecho. La formación de una baja presión entre las Azores y Canarias enviará vientos del suroeste a Ludovic Aglaor y Gerard Marín, que podrán así hacer rumbo casi directo, a mayor velocidad y con una navegación mucho más cómoda hacia Gibraltar.
Este pasillo es, sin embargo, un poco estrecho, por lo que los dos copatrones del Fòrum Marítim Català deberán vigilar con no salir de esta autopista: si se desplazan demasiado al norte, pueden encontrar vientos de cara; y si se separan excesivamente hacia el este, pueden caer en una zona de calmas que les haga perder el tren. De mantenerse en él, se acercarán considerablemente al Hugo Boss, considerado uno de los favoritos de esta Barcelona World Race antes de la salida. En las últimas 24 horas ya le ha recortado 34 millas.
“Navegación cómoda” con los alisios
En el Atlántico Sur, el We Are Water disfruta por fin de una navegación poco menos que idílica. “Estamos tranquilos y es una navegación cómoda”, ha reconocido esta mañana Jaume Mumbrú. “Ahora estamos relajándonos un poco, nosotros y el barco. Estamos tranquilos y las sensaciones son buenas. Hay que recordarse a uno mismo cómo estábamos hace unas semanas, porque uno se acostumbra rápido a lo bueno”, ha añadido el abogado catalán.
Mumbrú ha alabado también la vuelta al mundo que ha culminado su amiga Anna Corbella, que corrió la última Mini-Transat en el barco de Jaume: “Creo que ha demostrado lo que todos ya sabíamos. Es una muy buena navegante. Tiene una percepción natural para navegar, siente muy bien el barco y tiene una buena base de vela ligera. Trima muy bien y lleva bien el barco. Lo bueno de Anna es que es muy consciente de los límites, dónde se puede llegar y dónde no. Es una persona con la cabeza muy centrada, fundamental en este tipo de navegación. Es muy completa, sobre todo por su sensación natural de navegante y por la cordura que tiene y que no se pone nunca en la línea roja”.
Las dificultades del Central Lechera Asturiana
Atracados en Nueva Zelanda, Juan Merediz y Fran Palacio piensan ya en el futuro. A punto de coger el avión que los llevará de regreso a España, los copatrones del Central Lechera Asturiana sueñan con nuevas vueltas al mundo, la Vendée Globe y la tercera Barcelona World Race en el caso de Juan, y la Volvo Ocean Race en el caso de Fran. En su última videoconferencia de la regata, Merediz ha tenido palabras de especial agradecimiento tanto a la Dirección de la Regata como a los Centros de Salvamento Marítimo de Nueva Zelanda y Madrid, que los han estado siguiendo mientras regresaban a Nueva Zelanda con el barco seriamente averiado.
En estas 1.000 millas el Central Lechera Asturiana ha tenido que afrontar los dos temporales más fuertes que ha encontrado en toda su regata. “Primero tuvimos noreste de 60 nudos durante seis horas, e inmediatamente después, otros 60 nudos, pero del sudoeste, con una mar enorme”. “Lo pasamos mal, estamos muy contentos de haber podido llegar hasta aquí”, ha dicho Merediz.