Si he de ser sincera, cuando nuestra cofrade Aranzazu nos apuntó este restaurante de nuevo cuño, para celebrar el encuentro del mes de Mayo en una calle tan tradicional como la de los Pozos, me sonaba, por haber oído este original nombre, pero nada mas. Pero sin embargo, el lugar donde está situado, si que lo pateé en múltiples ocasiones en mi adolescencia, que dista ya algunos años. Precisamente nací, en una casa centenaria de la calle Altamirano y toda esta zona que incluye Plazuela de Riego, calle Ramón y Cajal, Peso y la aludida calle de los Pozos, era por donde yo me movia en mis primeros años. Un enclave que tiene para mi muchos recuerdos y que reverdecieron ahora. con la visita a Lima y Limón.
Si mal no recuerdo, justamente en este local donde está instalado el restaurante, había hace bastantes años, una buena zapatería, la Zapatería Begoña, en la que yo compraba los mejores zapatos que calcé en mi vida y que por cierto ,no fueron pocos, ya que es uno de mis pequeños vicios.
Nada mas llegar al restaurante, nos causó una buena impresión por su luminosidad y estilo modernista. Los propietarios son dos socios. Uno llamado Iván, es el cocinero y el otro, el que tiene por nombre Juan, tiene por misión la de recepcionista y camarero. Dos chicos jóvenes, pero que por lo que pudimos observar, se complementan magníficamente, el uno enfrascado en los fogones, sacando platos sabrosos y con magnífica presentación y el otro atendiendo a la clientela con mucha profesionalidad.
Ya situadas en la mesa, el diligente Juan nos anunció el menú de la casa, que íbamos a degustar, que consistió en lo siguiente: Nos adelantó unas minicroquetas como aperitivo, para acompañarlas con un vino mientras salían los primeros platos. Estos consistieron en un arroz meloso de mariscos o ensalada mixta con crujientes de pollo con aliño de reducción de módena y de naranja. Este plato es el que escogió esta modesta cronista y me encantó
la buena presentación y el sabor de la misma.
De segundo salieron costillas de cerdo asadas, con guarnición de patatas o merluza a la sidra, con una novedosa presentación, en la que figuraba una puntilla de calamar frita, como adorno del plato.
Para los postres, tarta de chocolate, helado y fruta, al gusto de cada cual.
No puede faltar el café para disfrutar de las sobremesa, que suele ser largas en los encuentros de Doña Gontrodo. Acompañó vino tinto de la casa a este menú del que salimos satisfechas, tanto por el trato como por la calidad de los platos.
Se hizo la foto de grupo con la compañía de Juan, donde enumero a las cofrades asistentes,tal como se las ve en la foto: Sentadas, Elena,Margarita, MªVictoria Lidia, MªLuisa Bengoa y Maricarmen. De pie, Maria Luisa, Juan, Estela, Aranzazu y Cari. En la foto de grupo no aparece Cheres, que tuvo que ausentarse.