Una investigación estadounidense, que se publica hoy en la revista Science, demuestra que algunos dinosaurios y reptiles del Mesozoico (hace unos 250 millones de años) podían ver en la oscuridad y mantenerse activos durante la noche. Estos resultados contradicen la creencia de que estos animales sólo actuaban de día debido a restricciones energéticas.
“Los ojos de estos animales nocturnos tenían una pupila muy abierta, determinada por la retina y la distancia focal, lo que los convertía en ojos con una sensibilidad a la luz muy buena”, explica a SINC Lars Schmitz, uno de los autores del estudio e investigador del departamento de Geología de la Universidad de California (EE UU).
Los investigadores analizaron la estructura del ojo de 33 arcosaurios –‘reptiles dominantes’, entre los que se encuentran los cocodrilos y las aves-, además de dinosaurios y pterosaurios –‘lagartos alados’- de la era mesozoica.
“Queríamos comprobar si es cierta la hipótesis que afirma que la mayoría de dinosaurios eran diurnos, mientras que los mamíferos eran nocturnos y vivían a la ‘sombra’ de los dinosaurios”, expresa Schmitz.
Los resultados, que se publican ahora en Science, demuestran que los patrones de actividad (diurno, nocturno o catemeral –activo de día y de noche-) de los arcosaurios dependían de la estructura del ojo.
“Los grandes herbívoros estaban activos de día y de noche, probablemente debido a las necesidades de alimentación; los pequeños carnívoros, como el Velocirráptor (Velociraptor), eran cazadores nocturnos; y especies voladoras como los pterosaurios (a excepción de algunos como el Pterodaustro) eran, sobre todo, diurnos”, señala el investigador.
Patrones de actividad similares
Los grupos animales del Mesozoico y los de la era actual son muy diferentes: “dinosaurios vs. mamíferos, en términos sencillos”, diferencia el experto. Sin embargo, los animales extinguidos y los que hoy habitan la biosfera, como los lagartos y las aves, comparten patrones de actividad semejantes.
Los autores vinculan estas semejanzas a la ecología, es decir a la relación de los seres vivos entre sí y con el medio en el que habitan. Para reforzar sus resultados, Schmitz y sus compañeros ya han empezado a estudiar algunos de los primeros mamíferos para extender el estudio a otro tipo de dinosaurios.