Madrid (E.P.).-La edad media de los religiosos que forman parte de la comunidad benedictina ronda los 70 años y los menores de 30 años que deciden dar el paso a la vida consagrada cada año no supera la veintena. Ante estos datos, la comunidad benedictina considera necesario ayudar a los jóvenes a "descubrir" su vocación y la vida consagrada.
Estos son algunos de los aspectos que se abordarán en el próximo encuentro Ibérico de Benedictinas y Benedictinos de España y Portugal que se celebra del 18 al 22 de mayo bajo el título 'Comunidad, autonomía y patrimonio' en el monasterio de Samos (Lugo), al que asistirán representantes de las 40 comunidades de monjes de la Península. La reunión, que se celebra desde hace veinte años, contará con la asistencia de Monseñor José Rodríguez Carballo, arzobispo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, de Roma, que hablará sobre el 'Presente y futuro de la vida consagrada'.
La Abadesa del monasterio de San Pelayo de Oviedo y secretaria de la reunión de Samos, Madre Rosario del Camino Fernández-Miranda, es consciente de la necesidad de acercarse a los jóvenes. "Afrontar la crisis (de vocaciones) es visualizar la vida consagrada, no se puede optar por lo que no se conoce, es importante encontrar la forma de darnos a conocer, favorecer el contacto con los jóvenes para que puedan tener la experiencia de cómo es realmente nuestra vida y que ésta puede ser una opción para ellos", ha indicado la abadesa del monasterio ovetense en declaraciones a Europa Press.
En su opinión, es necesario "acompañar la vida de los jóvenes para que puedan descubrir y desarrollar su interioridad, su oración; sin relación personal con Jesús es imposible descubrir su vocación".
La abadesa del monasterio ovetense cree que el hecho de que las vocaciones a la vida sacerdotal sean también más tardías se enmarca una tendencia general de la sociedad actual. "Los jóvenes toman mas tarde sus opciones de vida como vivir en pareja, formar una familia o independizarse de los padres, debido también en ocasiones es difícil encontrar el primer empleo", ha indicado la Madre Rosario del Camino.
El envejecimiento de la comunidad es otro de los aspectos que se abordará en el encuentro de Samos y que obliga a las comunidades a organizarse en aquellos casos en los que existe un número elevado de ancianos en los monasterios. "Cuidar a nuestros ancianos no lo entendemos como un problema, pero cuando es un porcentaje grande dentro de la Comunidad, es necesario organizar bien la vida diaria para poder atenderlos en sus necesidades, igual que a los abuelos o padres ancianos en las familias", ha explicado la religiosa.
La abadesa ha explicado que la presencia de los mayores en la comunidad religiosa "aporta serenidad, sosiego y son la presencia viva de una fidelidad que da su fruto". Para la Madre Rosario del Camino sería positivo incluso que "pudieran transmitir su sabiduría y experiencia a nuevas vocaciones".
En cuanto a los recursos económicos para su atención, los monjes cotizan como autónomos por las actividades económicas que realizan en los monasterios como talleres de ornamentos litúrgicos, encuadernaciones, obradores de repostería, colegios o restauración, lo que les posibilita contar con una pensión mínima, una cantidad que "no cubre todas las necesidades de un anciano cuando éste necesita algún tipo de apoyo o ayuda especial".
MANTENIMIENTO DEL PATRIMONIO
Otro de los ejes del encuentro de Samos es la gestión del patrimonio, integrado por los monasterios, los colegios, archivos, bibliotecas y museos. "La gestión implica el cuidado constante, para conservarlo, poder transmitirlo a las futuras generaciones, mantenerlo disponible al servicio de la sociedad; es testimonio de la vida, del esfuerzo de los que nos precedieron y expresión de un patrimonio inmaterial, espiritual, y tradición del propio monasterio y del entorno, que además forma parte de la historia de España", ha explicado la abadesa de San Pelayo.
El mantenimiento de dicho patrimonio se costea con el trabajo de la comunidad, aunque en ocasiones extraordinarias deben recurrir a las administraciones públicas. "Como dice San Benito, somos verdaderamente monjes cuando vivimos del trabajo de nuestra manos, cada comunidad tiene su situación concreta y da respuesta desde ella, el mantenimiento diario es responsabilidad de la propia comunidad y grava sobre su economía".
La nueva ley hipotecaria por la que la Iglesia ya no podrá inmatricular bienes, obligará a la Comunidad Benedictina a "adaptarse". "Lo haremos en esta ocasión como lo hicimos con legislaciones anteriores, una vez que la ley entre en vigor, en lo que nos afecte directamente, veremos en cada caso", ha comentado la religiosa.
Respecto al Encuentro Ibérico que se celebrará en Samos, la abadesa de San Pelayo ha resaltado su carácter fraterno. "Hace más de 20 años surgió como una necesidad de mutuo conocimiento entre comunidades benedictinas femeninas y masculinas, porque estamos organizados de manera distinta, en federaciones y congregaciones, y se trata de conocernos mejor, facilitar la colaboración fraterna, compartir proyectos, inquietudes, reflexionar sobre el futuro y sobre cómo potenciar la vida en nuestras comunidades", ha concluido.