Estas últimas semanas, la empresa concesionaria de la autovía AS-2 que va desde Oviedo a Gijón ha rociado con herbicidas las márgenes de esa vía de comunicación, según denuncia en nota de prena la Coordinadora.
Se une así al "siniestro grupo de empresas que riegan con herbicidas tóxicos nuestra región, entre las que destacan ADIF, la empresa responsable del mantenimiento de las vías férreas y ENAGAS, encargada de los gasoductos, y ENCE, gestora de plantaciones de eucaliptos, que utiliza tanto herbicidas como pesticidas. Tambien algunos ayuntamientos los utilizan en parques y jardines a pesar de elevado riesgo que supone para los usuarios", aseguran.
En Asturias, las administraciones competentes en gestión de carreteras, Ministerio y Consejería, "generalmente no permiten el uso de herbicidas para la limpieza de márgenes, por su riesgo para la salud y el medio ambiente y utilizan medios mecánicos y manuales".
Los herbicidas son productos químicos utilizados para eliminar plantas "que dicen no adecuadas". Los herbicidas reducen la biodiversidad vegetal y tienen un efecto negativo sobre las poblaciones de otros seres vivos como pájaros, abejas, peces, etc. El masivo uso de herbicidas en algunas zonas agrícolas, junto con el uso de pesticidas, es "uno de los factores implicados en que estas zonas no sirvan para la invernada de aves migratorias" afirman.
Además, los herbicidas generan "una contaminación química con efectos perjudiciales sobre la salud humana, los suelos y las aguas". El herbicida más utilizado, el glifosato, está clasificado como "tóxico para exposiciones ocular, oral, sobre la piel y respiratoria". Y según algunos estudios también puede tener efectos "cancerígenos y endocrinos y causar la muerte de embriones, placentas y células umbilicales". Lo mismo ocurre con sus productos de degradación. la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, una institución dependiente de la Organización Mundial de la Salud) ha incorporado el glifosato a la lista de sustancias probablemente carcinógenas para humanos (grupo de substancias 2A). La agencia asegura en su informe que hay “evidencia limitada” de que el herbicida puede producir linfoma no-Hodgkin en seres humanos, así como pruebas “convincentes” de que genera cáncer en animales de laboratorio.
El glifosato y sus derivados dañan también la superficie del suelo y contaminan el nivel freático cuando penetran en la tierra por la acción del agua. A los ecologistas asturianos "nos preocupan los herbicidas y también los pesticidas porque en los últimos años está aumentando su utilización en nuestra región, tanto por parte de particulares como por administraciones públicas y empresas agrícolas y de infraestructuras".
En relación a este último uso de los herbicidas, "podemos señalar que en Asturias hay unos 5.000 kilómetros de carreteras, 10.000 de líneas eléctricas, 200 de vías de ADIF, 500 de vías de FEVE, 400 de gasoductos, unos 500 molinos eólicos y muchas líneas telefónicas y repetidores". Si el uso de los herbicidas se generalizase para combatir la vegetación de los márgenes de esas infraestructuras, en lugar del desbroce mecánico, la contaminación por herbicidas podría llegar a afectar "a unos 171 millones de metros cuadrados, es decir, 17.100 has, que podrían quedar envenenadas cada año, una o varias veces, con montones de toneladas de productos químicos (casi el 2% de la superficie de Asturias)".
A lo que habría que añadir las tierras tratadas por otras empresas de todo tipo y particulares. Ganaderos, empresas forestales y otras personas cada vez usan más herbicidas: para las márgenes de los prados y pastores eléctricos, para eliminar plantas de los pastos, para evitar competencia a los eucaliptos, para no desbrozar… "Y luego las vacas comen en esos terrenos". Para hacerse una idea, 17.100 has es aproximadamente la superficie total de los municipios de Oviedo o Gijón. Y más de 3 veces la superficie total de municipios medianos del tamaño de Morcín.
Este uso extenso de los herbicidas, como método alternativo al desbroce manual o mecanizado "creemos que no se debe tolerar y no se hace en los países más avanzados. Las desbrozadoras se inventaron para eso. No se debe mantener una guerra química contra la vegetación, con riesgos e imprevisibles consecuencias para la salud y contaminación grave del medio ambiente, por ahorrar unos euros en jornales de personal de desbroce".
Por todo eso, en Asturias, "animamos a la población que sufre estas prácticas a rebelarse contra ellas, vigilarlas y denunciarlas en todos los frentes, ante las autoridades medioambientales y agrícolas, la prensa y las organizaciones ecologistas". Y "pedimos a todas las administraciones, empresas y particulares que utilizan esos productos tóxicos que antes de seguir usándolos, reflexionen y piensen en la salud de la población y en el medio ambiente y busquen otros métodos eficaces de control de la vegetación que no sean estos peligrosos".
Foto: Coordinadora Ecologista d´Asturies.