El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, preside este miércoles, 1 de abril, a las 11.00 horas, en la Catedral de Santander, la tradicional Misa Crismal de la Diócesis santanderina a la que asisten numeros sacerdotes.
Sanz Montes presidirá esta misa ya que la Diócesis de Santander se encuentra en situación de sede vacante a la espera del nombramiento de un nuevo obispo.
El sentido de esta antigua celebración es el de manifestar la comunión de los sacerdotes con su obispo, por lo que es costumbre que en este día asistan cerca de 200 presbíteros de la Diócesis.
Esta misa hace referencia, igualmente, a los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, Eucaristía, Confirmación), y durante la celebración los sacerdotes renuevan sus promesas y "su entrega al Señor" para seguir sirviendo a sus comunidades.
Además, en esta eucaristía, el obispo consagra todos los años el Santo Crisma y también bendice los Santos Oleos, que este día estarán depositados en tres grandes ánforas situadas ante el altar. Para ello, el obispo empleará un antiguo rito según la tradición de la Iglesia.
SANTO CRISMA
Así, con el Santo Crisma, se ungirán, a lo largo del año, a todos los recién bautizados; sustancia que también servirá para sellar a los nuevos confirmados y para ungir a los sacerdotes que sean ordenados.
Este crisma también se utiliza en la dedicación de las iglesias, en la consagración de los altares y se emplea para ungir en la cabeza a los nuevos obispos cuando son revestidos con esta dignidad.
Para consagrar en Santo crisma, compuesto por aceite de olivas, el obispo sopla hacia el interior de una gran ánfora, mientras invoca al Espíritu Santo.
Además, a esta sustancia se la añade un perfume, de modo que cuando se unge a los fieles, "éstos difundan una agradable fragancia, como signo de que los cristianos propagan el aroma del buen olor de Cristo".
Por su parte, con el óleo, son signados los catecúmenos como preparación y disposición previa al bautismo; esta misma sustancia sagrada es empleada por la Iglesia para impartir el sacramento de la Unción de enfermos para que éstos "reciban el alivio en su debilidad y consigan el perdón de sus pecados".