La empleada de farmacia aseguró que el acusado compraba Colmen dos veces por semana y él dice que no es cierto
El acusado del envenenamiento de varios compañeros de trabajo en la sidrería 'El Lavaderu' de Gijón, Andrés Avelino F.F, conocido como 'El Candasu', ha negado este jueves las acusaciones y ha recalcado que pensaba que si se encontraban mal el resto de empleados era porque la mayoría iban al trabajo "bebidos y drogados".
Así lo ha indicado en la primera sesión del juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 1 de Gijón, a preguntas de la Fiscalía y su abogado, al acogerse a su derecho de no responder al resto de las acusaciones particulares.
El procesado, que en su declaración se ha mostrado tranquilo, ha rechazado que hubiera tenido algún problema de alcoholismo y también que alguna vez comprara Colmen, un medicamento utilizado para el tratamiento de esta enfermedad y que supuestamente utilizó para envenenar a sus compañeros.
Una versión que contrasta con la ratificada por los agentes que participaron en la investigación del caso, quienes señalaron cómo una empleada de una farmacia les confirmó sin lugar a dudas de que el imputado compraba habitualmente sus medicinas ahí, y en concreto el Colmen dos veces al mes.
Sí se ha puesto de manifiesto durante el juicio que si bien esta empleada primero dijo que los adquiría con receta privada, luego cambió su versión y dijo que de la Seguridad Social. La misma empleada, en su declaración a la Policía, les entregó varios tickets de compra de Colmen, junto a otros medicamentos, que atribuyó al acusado, aunque de algunos tenía dudas.
No obstante, si bien el acusado reconoció que en esa farmacia adquiría lo que le recetaba su médico de la Seguridad Social, ha asegurado que no compró "absolutamente nada" de Colmen. "Nunca tuve en mi poder ese medicamento", ha afirmado rotundamente.
NUNCA ENFERMÓ
El imputado también explicó que cuando sus compañeros comenzaron a enfermar y a tener los mismos síntomas, se pensó que el motivo podía ser un limpiador desengrasante que se usaba en el bar y que se cambió por otro producto.
También rechazó cualquier roce con sus compañeros de 'El Lavaderu', donde empezó a trabajar en 2005, y confirmó que pese a tiene una relación de pareja desde hace 28 años con una mujer que era cocinera de la sidrería en el momento de los hechos, no convivía con ella, sino que tenía un compañero de piso desde hacía 12 años.
Precisamente sobre este último uno de los policías ha señalado que reconoció haber estado a tratamiento en 2006 para curarse del alcoholismo. Una cuestión confirmada a la Policía por su médico, quien indicó no haber tenido como paciente nunca al acusado.
Sobre el hecho de por qué él nunca había enfermado como el resto de compañeros, ha indicado que él no bebía ni se drogaba. Y respecto a por qué tampoco lo hizo su pareja, ha apuntado a que tenía que cuidarse la alimentación porque tenía problemas de varices, por lo que rara vez comía en el bar lo que se cocinaba allí. En este punto, ha recalcado que él no preparaba la comida de sus compañeros, sino los pinchos que se ponían para los clientes en la barra, aunque también los empleados comían de ellos.
A este tema se ha referido también la otra procesada, Eva. G.R., sobre la que pesa solo acusación particular y no del Ministerio Fiscal. Esta ha explicado que si vive con sus padres es porque estos están ya mayores y ha insistido en que algunos compañeros iban a trabajar en no muy buenas condiciones. Es más, ha apuntado que en ocasiones el jefe los sancionaba y en otras hubo incluso algún despido.
También ha visto normal que en épocas de mucho trabajo algunos compañeros perdieran peso, uno de los síntomas que se atribuye al envenenamiento por Colmen, junto a vómitos, náuseas o palpitaciones. Ha negado que el acusado tuviera problemas de alcohol o tomara Colmen y ha resaltado que ella no comía en el bar porque llevaba a dieta desde hacía años por sus problemas de varices.
La imputada, asimismo, ha apuntado, respecto a la muerte de uno de los cocineros en el bar, que cuando cayó desplomado todos quedaron en "shock". Tampoco vio nada "anómalo" durante el tiempo que trabajó en la sidrería ni a nadie manipular la comida o bebida.
CADENA DE CUSTODIA
Además de los acusados, han testificado los policías que intervinieron en la investigación. Estos ratificaron como el 3 de octubre de 2012 el dueño de la sidrería junto a un camarero acudieron a la Comisaría para entregar unos frascos, que el segundo había cogido en un descuido al acusado, al que le había visto verter parte de su contenido en un café. También explicaron cómo los empleados en su mayoría estaban enfermos cuando trabajaban en el bar, pero curiosamente cuando quedaban de baja o estaban de vacaciones mejoraban, por lo que sospechaban del imputado.
Y aunque el abogado de la defensa del procesado insistió en que se había roto la cadena de custodia de esos frascos, con base a lo que pidió la nulidad de las actuaciones, los agentes declararon que una vez recibidos se identificaron y precintaron y se remitieron a la Policía Científica a Madrid para su análisis.
Los agentes de esta última, a través de videoconferencia, constataron que se había encontrado cianamida y sustancias usadas para fabricar Colmen, sin poder certificar que fuera este medicamento. Sí que recalcaron que en España solo se vende Colmen con esa composición, al tiempo que aludieron a los síntomas y a que era un medicamento para tratar el alcoholismo.
Otro de los agentes incidió en que se habían recabado partes de baja de los empleados afectados y también de ex trabajadores, que habían referido haber tenido esos mismos síntomas cuando trabajaban en 'El Lavaderu'.
Precisamente fue una ex cocinera de la sidrería quien les aseguró a los agentes que el acusado usaba Colmen, al reconocer el medicamento por haberlo utilizado un familiar suyo, y quien les dijo en qué farmacia lo compraba el procesado. También dos de los agentes apuntaron al "nerviosismo" del acusado cuando fue interrogado, y certificaron que este accedió voluntariamente al registro de su casa.
65 AÑOS DE CÁRCEL
De acuerdo al relato fiscal, el imputado, ayudante de cocina de la sidrería, está acusado de suministrar un fármaco, a través de la comida, a 19 compañeros de trabajo, al menos desde 2004 y hasta septiembre de 2012. Por estos hechos, la Fiscalía de Área de Gijón solicita penas que suman 65 años de prisión, el pago de multas por valor de 4.320 euros y de indemnizaciones que rondan los 65.000 euros para el acusado. El segunda sesión del juicio, de las tres previstas, será este viernes, a partir de las 9.15 horas.
La Fiscalía también señala en su informe que el medicamento era suministrado al acusado, por su relación de confianza, en una farmacia de Gijón, incumpliendo la normativa que exige su dispensa bajo receta médica, hecho por el que se sigue un procedimiento administrativo en la Conserjería de Sanidad del Principado de Asturias.