Pasados cuarenta años, aquellos niños y niñas de la Escuela Hogar de Navelgas, se reencuentran en una espicha celebrada en un restaurante del Crucero.

Ana Fernández, una de aquellas niñas, se propuso organizar, lo que en el a”argot” actual, denominan una “ kedada”, que no es ni mas ni menos que lo que antes conocíamos como “encuentro”;- hasta en esto se nota el paso del tiempo -, para ello, nada mejor que poner en marcha, un perfil de Facebook: “ Alumnos del Colegio de Navelgas “, a través del cual se comunican y se citan.

La concentración fue todo un éxito, se acercaron al Crucero setenta y nueve personas procedentes de múltiples lugares en los que hoy residen; Madrid, Albacete y diferentes lugares de nuestra región, también se encontraron con varios de los profesores y profesoras, que rememoraron, lo trastos que eran algunos y como se las jugaban . Muchos de aquellos niños de entonces, hoy son abuelos, por eso, el encuentro, se hizo mas interesante, ya que se pasó de hablar de las travesuras y los castigos de aquella época a las travesuras de sus nietos; fue un encuentro lleno de sorpresas con un intenso intercambio de anécdotas y fotografías.

En la reunión, Ana, quien sufrió un pequeño percance que le impedía hablar y lucir su sonrisa, pero  le facilitó el micro a Maria Dolores, quien dio la bienvenida, a los asistentes y prometió que en ese día no iba a dejar a nadie sin recreo, por los alumnos habló Jaime López, ese “chaval “ de Fonteta, al que veo en Madrid, frente a mi casa, en su bar, de la calle Galileo.

Apenas se encontraron, tras esos cuarenta cuarenta años, y ya se hablaba de nuevos encuentros; recordar unos años llenos de ilusión en los que empezaban la vida fueron momentos de grandes emociones y reafirmación de todo aquello que hay de positivo en los seres humanos, como es el afecto  la amistad.

Las generaciones que aquí se encontraron pertenecían a la década de los sesenta al setenta; el edificio que había sido Colegio de Segunda Enseñanza, regentado por dominicos, gracias a la donación de Ignacio Gonzalez, emigrante en Cuba, fue convertido, por el Ministerio de Educación en los años sesenta en la primera Escuela Hogar, en un nuevo programa piloto de educación, haciendo una gran labor, casi de formación profesional, y prueba de ello ha sido la vivencia de este primer encuentro. Por aquella época, yo he tenido el honor de hacer el diseño del escudo, de forma gratuita, y que me fue encargado, por el entonces alcalde, Ramiro Man.

Los reunidos, en esta primera “Kedada”, hablaban de acercarse a Navelgas, cara al verano, para revivir, “in situ “, los viejos recuerdos, visitando, con sus familias, lo que fue su centro de educación y convivencia, creando fuertes lazos de solidaridad, esperemos, que quienes no han pasado por este lugar durante estos cuarenta años, no lo noten demasiado deteriorado.

Creo que ha sido una gran experiencia, porque, al final, lo que quedan son los gratos recuerdos  y los fuertes lazos de amistad. Solo queda felicitar a los autores de esta feliz iniciativa, y pedirles ayuda, para presionar a los actuales responsables sobre a la atención de este edificio, que es de todos, y que está ahí, para servicio público, gracias a la donación de un vecino, que en vez de hacerse su casa de “indiano”, hizo una fundación para la ayuda a la sociedad.

Manuel García Linares.