La artista Ana Romero, conocida como Origlam, ha afirmado hoy en Santander que teme que, debido al retroceso que está sufriendo la industria del papel en Japón, en un futuro desaparezca la legendaria técnica del origami, un arte que consiste en el plegado de papel para obtener figuras de formas variadas.
En este sentido, explicó que a causa de la pérdida del trabajo artesanal en la industria japonesa está disminuyendo la producción de los papeles necesarios para desarrollar este tipo de arte por lo que “difícilmente” será posible mantener el “ritmo de creación estética” que se tenía hasta el momento.
Así lo señaló Origlam en declaraciones a los medios posteriores a la inauguración del ‘Taller de muñecas japonesas de papel washi ningyo’ que dirige esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en el que los alumnos podrán conocer la historia cultural de estos objetos a la vez que practican las principales técnicas manuales para su ejecución.
En paralelo al curso, desde hoy y hasta el viernes 2 de septiembre permanecerá expuesta en la Sala Madrazo del Palacio de La Magdalena una muestra del repertorio tradicional de kimonos y muñecas japonesas de papel que comenzaron a fabricarse hace más de mil años y que, a diferencia de la muñeca occidental, participan de numerosas costumbres, festivales y ritos, marcando momentos clave en la vida de niños y niñas.
Según explicó la artista, en la exposición se pueden observar muñecas desde sus orígenes, cuando eran “más sencillas”, hasta la “sofisticación” actual, que representan desde una geisha hasta una emperatriz, y también se muestran algunas figuras “de experimentación y virtuosismo”.
Origlam lamentó que el origami tradicional japonés “se ha ido perdiendo” porque se ha producido una evolución hacia una técnica “muy moderna, realista, sofisticada” en la que no se refleja la “simplicidad” de las formas. Así, hizo hincapié en la necesidad de “mantener el repertorio puro” de este arte y “revitalizarlo”.
No obstante, Ana Romero apuntó que en Japón estas muñecas “todavía están muy integradas” y cada año hay dos festivales, el tres de marzo y el cinco de abril, este último dedicado a niños y niñas. Ese día, coloca en un altar muñecas de gran valor económico que, normalmente, son un “tesoro familiar”, porque suelen ser regaladas para el primer hijo.
En Occidente, por el contrario, este arte “no es muy conocido” y hay muy pocos artistas realizando este trabajo. A su juicio, el “principal problema” es que se está divulgando como si fuera “un recortable de papel” y, sin embargo, “no se fija la tradición, los arquetipos y las estructuras básicas de cómo se hacían las muñecas”.