Según ha informado el Gobierno del Principado a través de una nota de prensa, los biólogos responsables del trabajo se embarcan periódicamente junto con pescadores profesionales para marcar a todos los pulpos que capturan durante la jornada con un peso inferior a un kilogramo, que es el límite legal.

   La marca que utilizan, de unos cuatro centímetros de longitud, se inserta en la parte superior del tercer brazo izquierdo del ejemplar, quedando a la vista un pequeño tubo amarillo en el que está inscrito un código numérico de cuatro cifras, que servirá para identificar al pulpo si vuelven a capturarlo.

   También se incluye un número de teléfono y una dirección de correo electrónico para que el pescador que encuentre un pulpo marcado pueda ponerse en contacto con los investigadores del Centro de Experimentación Pesquera.

    Durante el proceso, también se registra el peso y el sexo de cada ejemplar, así como las coordenadas del lugar en el que se libera, de modo que si se recaptura pueda aportar datos de crecimiento y de los patrones migratorios de la especie. El programa, iniciado el pasado mes de diciembre, se prolongará durante toda la campaña de pesca, que finaliza en julio.

   Hasta ahora, se han realizado cinco jornadas de marcado a bordo de embarcaciones de las cofradías de pescadores de Tapia, Ortiguera y Puerto de Vega, que colaboran en este estudio junto a la de Viavélez.