La sanción y las cobardes amenazas a una extrella del ciclismo, por lucir la enseña de su tierra, la misma que tanto y tan generosamente lleva dado a España durante siglos no es sólo un intolerable gesto de desprecio y una humillación agravada por el hecho de hacerlo en la misma Asturias. Más grave aún, es un hecho repetido. Aún duelen las imágenes en las que un técnico ¿deportivo? trató la bandera como si de un trapo sucio se tratase, igualmente en una competición deportiva y ante los objetivos de las cámaras.

De nada sirve que algún purista alegue que el reglamento no permite lucir ninguna bandera. No es cierto. Cuando se trata de la bandera vasca, la catalana o la gallega, los 'valientes' ofensores humillan la cerviz y tragan quina cobardemente. Pero atacan cuando de Asturias se trata, convencidos, a lo que parece, de que esto es "un barrio de Madrid", como gustan decir los que odian a esta tierra por ser grande, por ser noble, por ser fundadora, por tener su propia identidad mantenida, pese a todas las agresiones, durante miles de años.

AsturiasMundial se suma a la censura a tan aberrante, y repetida, insistimos, práctica, al tiempo que agradece tener la suerte de compartir con asturianas y asturianos el orgullo de su origen, su cultura, su Historia.