La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha organizado una cata de trufa en la que se ha experimentado con diversas recetas de este producto que es, para muchos, el gran desconocido. Esta degustación está enmarcada en el Encuentro ‘La trufa, sostenibilidad y desarrollo rural’, que durante esta semana ha dirigido el ingeniero agrónomo Jesús Ciria.
Queso, salchichón, tosta de mantequilla, rollito de jamón ibérico con aceite, huevos, buñuelo crujiente de morro ibérico, chupito de hongos y trufa con lágrimas de aceite, tosta de hongos y trufa, risotto, delicias de tartar de merluza y salmón, disco de langosta con fusión de manitas de cerdo y hongos, todo ello bajo la influencia y el aroma de la trufa, conocida también como “el diamante negro”.
Según explicó el presidente de la Agrupación Soriana de Hostelería y Turismo y director del Hotel Alfonso VIII de esta ciudad, Ángel Mayor, en la degustación no se ha empleado la trufa en su estado puro debido a que ahora no es la temporada de este hongo, que se recolecta desde diciembre hasta mediados de marzo.
Frescas, crudas o cocidas, a rodajas o ralladas en polvo fino, este ingrediente da un sabor inigualable a carnes, caza, aves, patés, pasta o ensaladas. En España, Teruel y Soria son los principales productores de trufa, aunque se pueden dar en alturas a partir de los 600 metros y hasta los 1500.
“Hay que impulsar su conocimiento”, comentó Mayor, quien agregó que la gente también debe saber que “no es un ingrediente caro” si piensas que con tan solo 30 gramos de trufa, que cuestan alrededor de 18 euros, se pueden elaborar “muchísimos platos”. Según dijo, con un trozo de trufa podemos aromatizar, por ejemplo, huevos, sin gastar “ni una gota” de producto, y luego rallarlo para cualquier otro alimento.
De inimitable color negro y caracterizado por su delicado y apreciado sabor, este hongo subterráneo oculto a unos 30 centímetros de profundidad, los tamaños de las trufas oscilan desde el de un guisante al de una naranja, y cuenta con más de 70 variedades. La más conocida a nivel internacional es la de Perigord y, en España, la trufa de Morella