Llamazares considera que debe dejar atrás los prejuicios y los planteamientos lingüísticos totalmente caducos para otorgar un trato de igualdad con el resto de lenguas del Estado
Gaspar Llamazares, diputado de IU por Asturias, registró una Proposición No de Ley de pleno reconocimiento de la lengua asturiana en el Diccionario de la Real Academia Española en la que insta al Gobierno a que, en cumplimiento del mandato constitucional de respeto y protección de las lenguas españolas, solicite a la Academia que estudie cuatro modificaciones en las entradas del diccionario, referidas a la lengua asturiana. El diputado pretende que la RAE defina adecuadamente la categoría lingüística y la importancia cultural, histórica y política de esta lengua que pertenece a todos los asturianos y asturianas y a los hablantes de su dominio lingüístico, pero también a la ciudadanía del Estado español. Del mismo modo, invita a que la RAE deje atrás sus prejuicios sobre nuestra lengua, olvide planteamientos lingüísticos totalmente caducos y otorgue un trato de igualdad con el resto de lenguas del Estado.
El diputado demanda que la Academia modifique la actual acepción de asturiano: “se dice de la variedad asturiana del dialecto romance asturleonés” y lo sustituya por: “lengua romance que se haba en Asturias y otros territorios del antiguo reino asturleonés”.
Pide la modificación del término bable, actualmente descrito como “dialecto de los asturianos”, y ponga simplemente “lengua asturiana”. La tercera modificación que exige el diputado es la de asturleonés, que en la edición actual figura descrito como: “se dice del dialecto romance nacido en Asturias y en el antiguo reino de León como resultado de la peculiar evolución experimentada allí por el latín”. El diputado propone que la nueva acepción diga: “se dice de la lengua romance que se habla en Asturias y en el antiguo reino de León”. La cuarta variación se refiere a la sexta y séptima acepción de leonés, que figura “como dicho del dialecto romance”. El diputado asturiano propone que la nueva definición sea “dicho de la lengua romance” y que desaparezca esa séptica acepción.
Entre los argumentos que expresa el diputado para avalar estas modificaciones se encuentra el que a pesar de que la lengua de Asturias está reconocida por la legislación, expresamente protegida y promovida por los poderes públicos, a pesar de que cuenta con instituciones de prestigio científico avalando su desarrollo, como la Universidad de Oviedo, a pesar de contar con una Academia de la Llingua Asturiana, de contar con una Junta de Toponimia y a pesar de que los estudios científicos europeos en la materia incluyen el asturiano en igualdad de condiciones con el resto de las lenguas romances, la Real Academia Española de la Lengua sigue ignorando nuestro idioma en su diccionario, manteniendo una definición casi invariable en sus veintitrés ediciones.
El diputado también recuerda que a la Real Academia de la Lengua se le presentó en su sede de Madrid, en 2012, un informe solicitando cambios en las entradas de asturiano, bable, asturleonés y leonés, avalado por profesores universitarios de Asia, Europa y América y apoyado por fuerzas políticas, sociales y culturales asturianas y que, pese a sus buenas palabras iniciales, hizo caso omiso a la petición de la comunidad científica internacional y a sociedad asturiana que lo reclamaba, ocultando información sobre el cambio que se iba a realizar y finalmente publicando una revisión totalmente agresiva que se retrotrae a la tesis acientífica de “los bables” negando así la unidad idiomática del asturiano.