El Presidente del Principado pone a Manuel Busto como referente ético e industrial de Asturias

El Presidente del Principado pone a Manuel Busto como referente ético e industrial de Asturias
El presidente del Principado, Javier Fernández, destacó este viernes la figura del fundador ded Sidra Mayador, Manuel Busto Amandi, como referente ético y empresarial para Asturias, durante el acto de conmemoración del 75 aniversario de esta señera industria transformadora.
 

 

Intervención del presidente

 

 

 

Recordar a Manuel Busto Amandi, fundador de Mayador, es hoy una obligación. Hay muchos motivos para ello. El que nos reúne esta tarde aquí: la conmemoración del nacimiento de una empresa que durante los últimos 75 años se ha dedicado a generar riqueza y empleo.

 

Esto por sí mismo ya es suficiente motivo para la celebración. Pero hay algo más relevante que me gustaría destacar. Si siempre son necesarios los referentes éticos, en circunstancias como las que vivimos lo son aún más, en una sociedad que quiere hacer suyos valores como el bienestar, la prosperidad, la esperanza colectiva o la convivencia en libertad. Para ello no hacen falta mesías: basta con los ciudadanos comprometidos, los hombres faro que con sus biografías se convierten en paradigmas de ejemplaridad.

 

Manuel Busto se empeñó desde bien joven en hacerlo. Primero, como tantos miles de asturianos, en la emigración. Después, en el retorno a su tierra natal de Villaviciosa. Con ingenio y trabajo, vio en la producción de sidra una oportunidad de futuro. Aquella pionera cosecha de 1939 fue el primer paso en el largo y duro camino hacia lo que hoy es esta entidad.

 

 

Durante este tiempo Mayador se convirtió en referencia obligada para otras iniciativas empresariales que tomaron nota de su capacidad para convertir la producción de sidra en un negocio con horizontes más amplios, que el vinculado al consumo próximo en el mercado doméstico.

 

Pero esa capacidad de innovar no estaba vinculada exclusivamente a la exploración de nuevos mercados, sino también a la producción industrial, al desarrollo tecnológico del sector. En 1959 fue el primero en etiquetar las botellas y en elaborar zumos y vinagre de manzana. Después vinieron otros pasos más ambiciosos, con la sidra espumosa y la elaboración de productos con los que penetrar en mercados internacionales. Primero fueron los territorios y los países donde la Asturias peregrina, la Asturias de fuera de Asturias, saciada su sed de nostalgia. Después fueron lugares aun más exóticos y extraños. Hoy Mayador atiende a los exigentes consumidores de 65 países en los cinco continentes.

 

Tras 75 años, Sidra Mayador sigue dando ejemplo. Consuelo Busto, la pequeña de las tres hijas del patriarca, siguió la estela de modernización y expansión internacional de la compañía. Ella es también una referencia de lo que debe ser una empresa familiar, con la tercera generación ubicándose ya en el puente de mando.

 

Mayador y todas las empresas sidreras son una parte esencial de la industria agroalimentaria asturiana. Hoy, este sector da trabajo directamente a más de 8.400 personas, de los que un 10% se dedican a la elaboración de bebidas, mayoritariamente sidra y sus derivados.

 

 

 

Seguramente el año 2003 marca un antes y un después para la sidra asturiana. La Denominación de Origen Protegida ‘Sidra de Asturias’ ha impulsado el fomento de la  investigación, la mejora de la calidad de la manzana autóctona y la diversificación de productos. En sólo diez años se ha conseguido pasar de 171 productores de sidra con denominación de origen a 275 lagares. De vencer las resistencias para abrir las puertas, a una nueva etapa de la sidra, caracterizada por la innovación y la diversificación que ha sido, sin duda, el mayor acierto. Los empresarios habéis demostrado que tenéis coraje y talento para explorar con éxito ese camino, sin duda más exigente. Os animo a que continuéis por dos razones: porque queda mucho por andar y porque, en este mundo de competencia global, podemos estar seguros de que otros harán lo que nosotros no seamos capaces de hacer.

 

Siempre asociamos la industria asturiana con las chimeneas. No renunciamos a ella.

 

Cuando la Unión Europea se ha marcado el objetivo de que en 2020, el Producto Interior Bruto industrial europeo sea del 20%, es bueno recordar que Asturias puede superar ese porcentaje.

 

No me cansaré de decirlo: el futuro de Asturias es industrial. Una industria abierta, distinta, donde las empresas agroalimentarias pueden y deben tener más espacio. Ya no basta  una producción artesanal de autoconsumo para el mercado semanal. La innovación, la producción de calidad y la promoción exterior deben guiar el porvenir del sector en una alianza entre las instituciones públicas y las empresas. Con una meta clara: la agroalimentación tiene que desempeñar un papel relevante en el incremento del PIB industrial.

 

Y la familia Busto y los trabajadores de Mayador, con sus 75 años de trayectoria, nos dan un ejemplo a seguir. Lo hicieron con esfuerzo, con imaginación y con riesgo. Es bueno que hoy en este aniversario se lo reconozcamos. Hagamos un brindis por ello.

 

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