Los nueve tripulantes del Team Vestas Wind han llegado hoy a Mauricio, y han explicado en primera persona cómo vivieron la colisión con un arrecife en el océano Indico.
Han pasado tres días en la isla donde embarrancaron, sin comunicación con el exterior, desde el Sábado a las 1510 UTC. "Estoy muy decepcionado, claro", decía Chris Nicholson, el australiano de 45 años y patrón del Team Vestas Wind.
"Pero por otro lado, tenemos que darnos cuenta de la suerte que hemos tenido de que nadie haya resultado herido, de estar bien. Es increíble, hay muchas emociones en estos momentos".
“Los pasados cuatro días han sido todo un reto, y estoy muy orgulloso de toda la tripulación, de su profesionalidad, compostura, y resistencia".
"Está claro que ha sido un error humano. Como patrón, asumo la responsabilidad".
Chocaron contra una roca de coral a 19 nudos - el equivalente a 35 kilómetros por hora- en su Volvo Ocean 65, giraron violentamente 180 grados, y pararon de golpe, embarrancados en el fondo.
Allí se quedaron hasta dos o tres horas antes del amanecer, cuando tuvieron que abandonar el barco en medio de la oscuridad, andando por el agua -infestada de tiburones-, guiados por Nico, hasta llegar a una zona seca de la barrera, donde esperaron al amanecer.
Un pequeño barco de guardacostas locales los rescató a primera hora del domingo y los llevó a un pequeño islote, Íle du Sud, conocido por ser un paraíso para el submarinismo con tiburones.
Podían haber abandonado la zona el martes, pero decidieron quedarse un día más para recoger tantas piezas fundamentales del barco como les fuera posible de su maltrecho barco, muy dañado por el fuerte oleaje.
“Primero sacamos las cosas más problemáticas, y luego el equipamiento más caro. Hemos hecho un buen trabajo limpiándolo".
El neozelandés Rob Salthouse, otros de los tripulantes más experimentados, también quería ver el lado positivo. "Estoy contento de estar en tierra firme de nuevo", comentaba.
"Creo que después de pasar por esto somos más fuertes y estamos más unidos de lo que lo estábamos antes".
El danés Peter Wibroe, con una camiseta amarilla que en su día fue blanca, sólo tenía palabras de admiración para con su jefe.
"Hemos trabajado muy bien juntos, especialmente Nico, el patrón, que llevó la situación de manera muy profesional". Y añade: "Nos hizo sentir muy a salvo a pesar de la situación".
“I must say that the team worked really well together, especially Nico, the skipper, who led the whole situation in a very professional way.
“Trabajamos bien como equipo, por eso estamos aquí hoy”.
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