Se han reportado cientos de muertos y heridos, entre ellos, mujeres y niños. Las instalaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Pieri han sido saqueadas y quemadas, y por lo menos un miembro del equipo ha muerto. MSF pide respeto por las instalaciones médicas y apela a las autoridades a proteger a la población civil.
Los equipos de la organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) han atendido a más de 100 pacientes tras el ataque de la semana pasada a la ciudad de Pieri y 12 pueblos de los alrededores en el estado de Jonglei, en Sudán del Sur. La mayoría de los 57 casos referidos a hospitales en Leer y Nasir son mujeres y niños con heridas de bala.
Aunque el número de víctimas mortales y de heridos es difícil de confirmar, los lugareños han informado a MSF de que más de 400 personas habrían muerto sólo en Pieri, entre ellas mujeres y niños, y casi la mitad de las casas de la población han sido destrozadas. También se han reportado cientos de heridos.
Al menos un trabajador sudanés de MSF y toda su familia han sido asesinados. Otro miembro del equipo ha perdido a 16 familiares tras el violento ataque y 17 trabajadores locales de la organización siguen desaparecidos. Los atacantes también asaltaron la casa y la clínica de MSF, y robaron equipos médicos, medicinas y otros materiales de valor, además de quemar parte de la clínica.
“Condenamos este ataque a nuestras instalaciones y el asesinato de nuestro compañero”, declara el coordinador general Jose Hulsenbek. “Es totalmente inaceptable. Las instalaciones médicas deben ser respetadas como lugares neutrales donde los pacientes y el personal médico no deben temer que se produzcan ataques”.
“Es difícil determinar la magnitud de este ataque, ha sido enorme. Aún estamos intentando hacer un balance de muertos, heridos y daños materiales”, añade Hulsenbek, mientras explica que algunos puntos de agua claves han sido destrozados y que la gente pasa las noches en el monte por miedo a nuevos ataques.
“Las autoridades de Sudán del Sur, la comunidad internacional y otras organizaciones de ayuda deben asistir a las víctimas de estas matanzas”, afirma Hulsenbek. Aparte de la asistencia que MSF ya está prestando, hacen falta con urgencia materiales de cobijo, comida y agua potable. También es preocupante la situación en algunas zonas a las que los equipos de la organización no han podido acceder por ser muy remotas y por las lluvias estacionales. Es preciso que las autoridades redoblen sus esfuerzos para garantizar la seguridad de la población.
MSF continúa enviando materiales de ayuda, personal y equipamiento médico para ampliar su asistencia en la región
FOTO: Instalaciones de MSF parcialmente destruidas en Pieri, estado de Jonglei © MSF