En el primer caso cuando una patrulla circulaba por la Avda. del Mar observó que un joven de raza negra intentaba ocultarse, por lo que pararon el vehículo y procedieron a identificarle. En el cacheo apareció un teléfono móvil que al pasarle por las bases de datos resultó que había sido sustraído en Gijón el pasado 11 de julio por parte de una persona de raza negra.
A este joven natural de Senegal se le incautó el teléfono y se le citó para que compareciera en Comisaría para que informara sobre la procedencia del mismo, aunque en una primera declaración manifestó haberlo comprado a un compatriota.
El segundo teléfono móvil recuperado lo fue cuando unos policías acudieron a realizar unas gestiones en un bar de la c/ Joaquina Bobela como consecuencia de una pelea que había sucedido en días pasados. La camarera ante la presencia de los policías se puso nerviosa e intentó ocultar un teléfono móvil. Al pasarlo por las bases de datos resultó que había sido sustraído el 30 de agosto, mediante un robo con violencia por parte de un joven magrebí.
A la camarera que estaban interrogando los policías, que es de nacionalidad ucraniana, le fue intervenido el teléfono de gama alta que tenía en su poder. Dijo que lo había comprado a un marroquí. Comprar objetos robados, a parte de incautarle los mismos y perder el dinero invertido, se le pueden imputar un delito de receptación. Por ello fue citada para comparecer en Comisaría para que informe de cómo obtuvo el teléfono así como que aporte las pruebas correspondientes que corroboren sus manifestaciones.
El tercer teléfono le fue intervenido a un joven rumano que se encontraba en la madrugada del sábado en el casco antiguo de Oviedo. Al cachearle apareció un teléfono que estaba denunciado como sustraído en Santander. Le fue incautado y remitido a dicha comisada para ser entregado a su propietaria. El joven dijo haberlo comprado en El Campillin.