Ante las declaraciones efectuadas por el alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo a un periódico ovetense el pasado domingo 19 de octubre y recogidas por diferentes medios de comunicación, con intención de denigrar las convocatorias que van a desarrollar distintos movimientos sociales, plataformas, organizaciones y ciudadanos/as durante la entrega de los Premios Príncipe de Asturias (en adelante princesa, según informan fuentes de la Fundación organizadora), la plataforma Asturies en Marcha quiere responder a dichas críticas y hacer públicas sus opiniones sobre este evento anual por medio de este escrito.
En primer lugar queremos desmentir las tendenciosas palabras del alcalde de Oviedo-Uviéu sobre la intención de los convocantes de “atacar a los premios desde la rabia”. Tales infundios sobre unas jornadas y actos reivindicativos, convertidas en la vaga imaginación del presidente de la corporación municipal ovetense en amenaza de justicia revolucionaria no pretenden otra cosa que alentar ilegítimamente un estado de excepción en la ciudad para criminalizar una convocatoria pacífica.
Para Asturies en Marcha, una de las entidades organizadoras de los distintos actos convocados para protestar contra la celebración del poder, la riqueza y los privilegios encarnados en la institución sucesoria de la monarquía española, las palabras de Agustín Iglesias Caunedo suponen una maliciosa invitación a que las numerosas fuerzas policiales desplegadas con cargo a la hacienda pública “carguen” contra una concentración que ha sido autorizada por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, pese a los reiterados intentos, estos sí reales, por parte de la alcaldía de sabotear el derecho a la libre expresión de los ciudadanos y ciudadanas ovetenses y asturianos.
La zafiedad de sus propósitos queda demostrada por la reiteración de sus intentos de boicotear la convocatoria, tratando de ocupar el espacio público e incitando al enfrentamiento a otras personas a que traten de impedir lo que no sea sino una exhibición de la servidumbre ante una institución anacrónica y los poderes económicos, políticos y mediáticos sobre los que se asienta.
Ante estas declaraciones de lealtad cortesana del alcalde de la “muy noble y leal” ciudad nos surgen varios interrogantes, ¿Pretende acaso con sus palabras el alcalde rehabilitar su imagen genuflexa ante la monarquía después de las denuncias realizadas desde sectores conservadores por el “desplante” que supuso su ausencia durante la primera visita a la ciudad por parte de la consorte del nuevo monarca, y que no supo explicar sino con vagas disculpas? ¿o quizá pretende seguir los pasos de su mentor el delegado del gobierno en Asturies Gabino de Lorenzo, por el cual fue designado el actual alcalde, mostrando que las tendencias sucesorias se cumplen también siguiendo sus directivas de restricción de derechos y libertades públicas?.
Como ovetenses, asturianos/as y ciudadanos del mundo discrepamos de los bienes que aporta esta ceremonia al conjunto de la sociedad, soportamos año tras año esta operación de marketing al servicio de la institución real que para nada nos parece una “bendición” sino una desgracia mientras se mantenga su actual formato, y abogamos porque si la sociedad así lo desea se concedan reconocimientos a aquellas personas que lo merezcan por su servicio a los avances sociales, a las artes y las ciencias, siempre que estos se decidan por jurados exentos de intereses y transacciones y auspiciados por instituciones neutrales. Si esto ocurriera así no se retraerían recursos a la educación, a la ciencia y la medicina, sino que dichos estarían al servicio del bien común. Los premios Príncipe no pueden suponer una distracción frente a las políticas que se aplican por los poderes públicos de recortes constantes y retroceso de los elementos que contribuyen a la igualdad y la justicia social.
Respecto a la preocupación del alcalde por la imagen de Oviedo/Uviéu y de Asturies aclararle, ya que no parece consciente de ello, que el mayor daño que se puede hacer a la imagen de una sociedad y un país son sus insoportables tasas de paro, sus precarias condiciones de trabajo, sus indicadores de pobreza y desnutrición infantil... por denunciar solo algunas de ellas, junto con la corrupción estructural y el lucro personal de sus gobernantes que tan bien encarna el partido al que representa.
FOTO: David Dekat