El Santo Padre ha agradecido a 14.000 voluntarios de todo el mundo su labor y dedicación en esta Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid con un acto de despedida en IFEMA. Antes de partir hacia Roma les ha dicho: “Con vuestro servicio, habéis dado a la Jornada Mundial el rostro de la amabilidad, la simpatía y la entrega a los demás”.
“He querido detenerme a daros las gracias muy vivamente por vuestro inestimable servicio. Es un deber de justicia y una necesidad de corazón”, ha declarado el Pontífice ante estos miles de voluntarios que representaban a los cerca de 30.000 que han ayudado en la Jornada. “Gracias a vuestra colaboración, los jóvenes peregrinos han podido encontrar una amable acogida y una ayuda en todas sus necesidades”, ha añadido.
El Santo Padre también ha querido poner de manifiesto el afecto demostrado hacia él con estas palabras: “No solo habéis estado atentos a los peregrinos, sino también al Papa. En todos los actos en los que he participado, allí estabais vosotros”. “No puedo olvidar el esfuerzo de la preparación de estos días. Cuántos sacrificios, cuánto cariño. Todos habéis ido tejiendo con vuestro trabajo y oración el maravilloso cuadro multicolor de esta Jornada. Os agradezco este gesto entrañable de amor”, ha destacado.
El Santo Padre también ha recordado de manera emotiva a aquellos voluntarios que, por el trabajo que tenían encomendado, no han podido estar presentes en los actos: “Muchos de vosotros habéis debido renunciar a participar de un modo directo en los actos. Sin embargo, esa renuncia ha sido un modo hermoso y evangélico de participar en la Jornada: el de la entrega a los demás de la que habla Jesús”. El Papa también ha reconfortado a los jóvenes diciendo: “Tengo la certeza de que esta experiencia como voluntarios os ha enriquecido a todos en vuestra vida cristiana, que es fundamentalmente un servicio de amor. El Señor transformará vuestro cansancio acumulado, las preocupaciones y el agobio de muchos momentos en frutos de virtudes cristianas: paciencia, mansedumbre, alegría en darse a los demás, disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios.
Amar es servir y el servicio acrecienta el amor. Pienso que es este uno de los frutos más bellos de vuestra contribución a la Jornada Mundial de la Juventud”.
Una Jornada que dará frutos
Cuando se daba por finalizada la Jornada Mundial de la Juventud, Benedicto XVI ha animado a los voluntarios a que guarden en su corazón esta “gozosa experiencia” y a que crezcan cada día más en la entrega de ellos mismos a Dios y a los hombres. El Pontífice también ha querido referirse a los frutos que se recogerán de este encuentro: “Es posible que en muchos de vosotros se haya despertado tímida o poderosamente una pregunta muy sencilla: ¿qué quiere Dios de mí? Dejaos llevar por el Señor y ofreceos como voluntarios a su servicio. Vuestra vida alcanzará una plenitud insospechada”.
Después de pronunciar estas palabras, el Santo Padre se ha despedido de los jóvenes voluntarios diciendo: “Quizás alguno esté pensando: el Papa ha venido a darnos las gracias y se va pidiendo. Sí, así es. Ésta es la misión del Papa, sucesor de Pedro”. Tras esto, ha añadido una última petición: “que respondáis con amor a quien por amor se ha entregado por vosotros”.
Agradecimiento del cardenal Rouco
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha acompañado a Benedicto XVI en este encuentro y ha agradecido la visita del Santo Padre y el trabajo de los voluntarios en esta Jornada Mundial de la Juventud: “Los voluntarios han constituido un factor clave en la preparación y en el desarrollo de esta gran celebración eclesial que Su Santidad quiso confiar a Madrid y a la iglesia en España. (…) La calidad humana con la que lo han hecho ha sido excepcional”.
Dos voluntarios ha hablado en nombre de todos los voluntarios de la JMJ de Madrid. Javier ha agradecido la oportunidad de las labores desarrolladas: “Tenemos ganas de aprender y trabajar y le damos las gracias por esta oportunidad”. Más adelante ha añadido en un deseo de acogida: “Vuelva siempre que quiera, esta es su casa, siempre de puertas abiertas”.
Por su parte Giselle, una joven brasileña, ha explicado que su labor de voluntariado se debe “por gratitud, por el ejemplo de los jóvenes de la JMJ de Colonia” en la que participó. En aquella JMJ descubrió “que la Iglesia está viva y es joven, que es mi lugar, y que para ella quería dar lo mejor. Cristo no quita nada, lo da todo”. Finalmente ha resumido los últimos meses en los que ha trabajado preparando la JMJ de Madrid: “La experiencia más increíble de la vida, hemos recibido mucho más de lo que hemos dado”.