Madrid.- Aunque hace una hora algunos medios digitales avanzaron que un equipo desginado por el Gobierno del PP en Madrid había procedido ya a la ejecución de Excalibur, el perro de la enfermera con ébola y de su marido, Javier Limón, la agencia Europa Press informa en un despacho de última hora que el animal, cuya muerte es una auténtica obsesión para los responsables del Gobierno de Ignacio González, posiblemente para tratar de tapar la cadena de despropósitos que ha llevado a España a ser objeto de alarma y sospecha internacionales, aún está vivo y, al parecer, en su domicilio. Los despesperados llamamientos de sus dueños, más de 200.000 firmas, un aluvión de protestas en las redes sociales y las declaraciones de un numeroso grupo de especialistas en el sentido de que no hay casos de contagio de ébola por perros, no han podido hacer desistir al Ejecutivo madrileño de su obsesión en sacrificar al animal sin hacer siquiera un análisis o una prueba previamente.
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