#Mundial #Baloncesto: Estados Unidos no da tregua: Paliza a México y a cuartos (86-63)

#Mundial #Baloncesto: Estados Unidos no da tregua: Paliza a México y a cuartos (86-63)

 

México vivió el regalo de su enfrentamiento ante Estados Unidos y el Team USA solventó sin mayores problemas. Con 20 puntos de Stephen Curry, los de Krzyzewski continúan esperando rival
Barcelona/ACB/David Vidal.- Estados Unidos dejó atrás otra victoria sin exigencia. El Team USA ya está en cuartos de final, tras cumplir lo esperado ante México (86-63). En la primera mitad, a los estadounidenses les bastó la rutina para marcharse en el marcador. Un bello fogonazo de la esencia de Stephen Curry (anotó 6 triples, más que todo México) fue suficiente para que el partido se rompiera por completo. Y, así, Estados Unidos sigue esperando que alguien le obligue a encontrar su marchas. México, que vivió su regalo tras una eternidad apartada de los focos, no entraba en esos planes.
Poco tardó Estados Unidos en empezar a marcar las distancias esperadas. Con México tratando de jugar rápido sin la compañía del acierto, el Team USA empezó a desplegar sus armas conocidas: su superioridad en el poste bajo (buena combinación Davis-Faried), peligro en el rebote ofensivo (Faried, claro), el lanzamiento exterior de Curry y las transiciones rápidas. No es que la comodidad fuese de la mano de los de Mike Krzyzewski desde el inicio, pero tampoco la necesitaban para el 13-2 inicial con el que marcaban territorio.


Con un ritmo más calmado en la segunda mitad del cuarto, México encontró sus primeras acciones ofensivas, anotando algunos tiros que le permitían competir en el marcador (16-11). Algo que los estadounidenses ni siquiera interpretaban como una invitación al cambio. No es Estados Unidos un equipo que haya procesado la exigencia (ni su respuesta) en la primera fase. La placidez era tal que los partidos se acababan rompiendo por su mismo curso. Y, siguiendo el tráfico, acabó anotando para marcharse 23-13 al final del primer periodo, ante una selección mexicana en la que no parecían advertir peligro.
En el segundo cuarto, era la responsabilidad la que llamaba a Gustavo Ayón (12 puntos al descanso, con 25, líder al final del partido). Todavía sin equipo en la NBA, reivindicaba su capacidad en el mejor escaparate. Dejando muestras de un envidiable juego de pies armaba la primera preocupación real para sus vecinos del norte y conseguía que los mexicanos se mantuvieran en el marcador (30-19), pese a la anotación de los Splash Brothers.
El duelo empezaba a carecer de velocidad, de ritmo, de clarividencia. En su desapasionado cruce, los largos minutos mexicanos en zona propiciaban un corrido uno contra uno estadounidense de escaso éxito, cuando no el error en el triple. Solo Ayón en un aro y la animal actividad de Kenneth Faried sacaban al pabellón del letargo; solo James Harden con sus 12 puntos ponía a Estados Unidos en +15 (42-27) al descanso.
El líder previsto, la superioridad prevista. La sucesión natural de los acontecimientos, sin exclamaciones. No es que el Team USA las necesite, pues ni siquiera ha necesitado las marchas. Es solo la previsión de un rival de entidad la que acaba colocando el interrogante.
El tercer cuarto empezaba con la más gráfica representación del temor que suscita Estados Unidos. Jorge Gutiérrez estaba a punto de alcanzar el aro en contraataque cuando, ante la persecución americana, soltó el balón hacia un lugar en el que creía que había alguien... que no estaba. Y Estados Unidos lo recuperó para seguir aumentando su ventaja, justo antes de la llegada definitiva de Stephen Curry. Su talento desembarcó con dos triples, una penetración en rectificado y un nuevo triple para aumentar la superioridad numérica (55-30), la efectiva y la pasión en el juego.
México empezó a colaborar en la cuesta abajo del partido. Con el único argumento de Ayón –solo él parecía poder competir de un modo real en un emparejamiento–, la diferencia crecía (64-34, minuto 29) y Estados Unidos se lanzaba al espectáculo. A veces incompleto, pero dejando patente esa capacidad para levantar el “oh” solo con el intento.
Era entonces cuando México podía empezar a saborear ya lo conseguido. De ser invitado al FIBA Américas 2013 en lugar de Panamá a ganarlo, a repetir oro en el Centrobasket 2014 y a pasar de ronda en una Copa del Mundo que en 2012 era, sencillamente, imposible. Consciente de lo meteórico del salto Sergio Valdeolmillos sabía que no habría mayor espaldarazo que caer, pero ante Estados Unidos. El vecino del norte, el lugar a cuyo sistema universitario van a formarse los talentos mexicanos, la tierra que vio nacer a cinco de los jugadores de la Tricolor. “Enfrentarnos a Estados Unidos ayudaría al basket en México”, decía ya antes del torneo. “Es un regalo para México jugar ante Estados Unidos”, confirmaba una vez terminada la primera fase.
Y el regalo se cumplió, aunque sus resultados no surtan efecto inmediato y sean imposibles de medir. Aunque el último cuarto se convirtiera en un trámite. Uno en el que regalaron algunas dosis de su común espectáculo y continuaron dando minutos a Derrick Rose. En una deriva estática de su juego, sus dificultades para desbordar –el que era fundamento de su juego– y su cero en la anotación final añadieron otro interrogante a la fiesta estadounidense.
No llegaron a los 100 puntos (promediaba 102,2) y acabaron perdiendo el último cuarto (20-25), pero su dominio continúa esperando rival (86-63).

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