Cambios genéticos permitieron la domesticación de los conejos

Cambios genéticos permitieron la domesticación de los conejos
Los genes que controlan el desarrollo del cerebro y el 
sistema nervioso resultaron esenciales durante la
transformación que comenzó hace 1.400 años

Este proceso inhibe la conocida respuesta para escapar ante
el acecho de águilas imperiales, linces, zorros y humanos

Todavía hoy se desconocen los cambios genéticos que permitieron transformar 
animales salvajes en sus variantes domesticadas. Un estudio internacional que cuenta
con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha
demostrado que para la domesticación de los conejos fueron claves los genes que
controlan el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso. El trabajo se publica en la
revista Science.
La domesticación de animales como perros y ganado (vacuno, ovino, caprino y
porcino) comenzó hace entre 9.000 y 15.000 años. Sin embargo, en el caso de los
conejos ésta se produjo mucho más tarde, fue en los monasterios del sur de Francia
hace apenas 1.400 años. Por entonces el conejo de monte (Oryctolagus cuniculus) se
encontraba principalmente en la Península Ibérica y el sur de Francia, y se mantiene
que su domesticación se debió a que la Iglesia los consideró aptos para consumir
durante la Cuaresma.
Según señalan los investigadores, existen tres razones principales por las que se ha
seleccionado este animal para estudiar el proceso genético de domesticación: se ha
producido recientemente, se sabe dónde ocurrió, y la región todavía está densamente
poblada por conejos salvajes. “Ningún estudio previo sobre domesticación animal ha
observado tan detalladamente la variación genética de la especie salvaje ancestral”,
explican.
Como referencia para este trabajo se ha secuenciado el genoma de un conejo
doméstico, y después se ha comparado con los de conejos domésticos de seis razas
distintas y con los de conejos salvajes originarios de catorce lugares diferentes de la
Península Ibérica y el sur de Francia. Así, los ejemplares salvajes tienen una tendencia a
escapar, ya que en un entorno natural son acechados por más de 40 especies animales
y además cazados por los humanos. Esto les hace permanecer en alerta y tener una
rápida capacidad de reacción para sobrevivir en libertad. Fruto de la evolución a lo
largo de los años, los domésticos no muestran este comportamiento.
Pequeños cambios en muchos genes
Charles Darwin escribió en El origen de las especies que “…ningún animal es más difícil
de domesticar que el gazapo del conejo silvestre; y casi ningún animal es más dócil que
el gazapo del conejo doméstico”. El naturalista británico empleó animales domésticos
como prueba de que es posible cambiar fenotipos a través de la selección natural.
Ahora, los científicos han demostrado que la domesticación se produjo principalmente
a través de pequeños cambios en muchos genes y no de cambios drásticos en algunos
de ellos.
El equipo de investigadores encontró muy pocos ejemplos donde una variante
genética común en los conejos domesticados hubiera reemplazado completamente a
la variante genética presente en los conejos de monte. Además, no encontraron
ningún ejemplo en el que un gen hubiera sido inactivado durante la domesticación del
conejo y, sin embargo, sí hallaron muchos más cambios en la parte no codificante del
genoma que en las partes del genoma que se traducen en proteínas.
“Los resultados que tenemos son muy claros. La diferencia entre el conejo salvaje y el
doméstico no consiste en los genes sino en el tiempo de activación y la dosis de
proteínas que los genes codifican en cada célula diferente”, apuntan los científicos.
El estudio también ha revelado que los genes que han sufrido mutaciones y que
influyeron en la domesticación se encuentran expresados en su mayoría en tejidos
relacionados con el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso, lo que respalda sus
descubrimientos.
El conejo de monte es una especie que presenta una gran cantidad de polimorfismos
entre los que se encuentran un gran número de variantes favorecidas durante el
proceso de domesticación, según apunta el trabajo. La acumulación de muchos de
estos cambios alrededor de cierto tipo de genes inhibió su conocida respuesta para
escapar, uno de los cambios de fenotipo más llamativos en la evolución del conejo
domesticado. Los investigadores creen que se han dado procesos similares en otros
animales domésticos o de granja, incluso en los seres humanos.
Señala el científico del CSIC Rafael Villafuerte, del Instituto de Estudios Sociales
Avanzados, que en la actualidad está surgiendo un importante problema de
conservación de los conejos silvestres. “Al ser estos la base principal de la dieta de un
buen número de depredadores (muchos amenazados de extinción como el lince
ibérico o el águila imperial), y ser la especie más cazada en la Península, la facilidad de
producción de formas domésticas fenotípicamente similares a los silvestres hace que
sean cada vez más liberadas al medio natural, y a pesar de su menor capacidad de
sobrevivir en la naturaleza, generan un importante problema de conservación”,
apunta. El estudio de esta realidad será uno de los siguientes pasos en la investigación.

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