Estos días se están ejecutando en el Castro de San Chuis trabajos de limpieza del matorral para mantener en buen estado el recinto arqueológico. Estas labores son imprescindibles no solo para mantener las condiciones estéticas de la zona, sino también para evitar que el crecimiento del matorral cause daños en las edificaciones.
El castro de San Chuis se localiza en uno de los altos del cordal que separa los valles de los ríos Prada (al Norte) y Abaniecha (al Sur). El recinto fortificado presenta una planta aproximadamente triangular y se encuentra delimitado por un sistema defensivo compuesto por diversos fosos y una muralla modular, que bordea todo el perímetro.
Los fosos se localizan en los flancos más vulnerables. En el interior del recinto castreño se ha localizado hasta la fecha una veintena larga de construcciones. En el barrio bajo de la zona Noreste se han identificado quince construcciones, que presentan mayoritariamente plantas sencillas circulares u oblongas, de fisonomía habitual en el mundo castreño prerromano. Dos edificios rompen esta norma y muestran plantas cuadrangulares, en un caso compartimentada en sendas estancias, como suele ser frecuente en el mundo castreño-romano. En el barrio alto se observan, al menos, otras ocho construcciones, si bien alguna de ellas parece integrarse en una o varias unidades de habitación de planta compleja.
La historia del castro de San Chuis se remontaría, a tenor de las últimas investigaciones arqueológicas, al siglo VIII a.C., aunque la vigencia del asentamiento primitivo no está aclarada. Hay pruebas inequívocas de la ocupación durante la Edad del Hierro, prosiguiendo la misma durante el período romano, cuando el poblado experimenta una profunda remodelación.
El recinto fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de zona arqueológica por Decreto de 14 de Mayo de 2014, habiendo solicitado el Ayuntamiento de forma oficial la continuación de los trabajos de excavación y puesta el valor del Conjunto.