Madrid (E.P.).-La Federación Española de Empresarios de Playas (Fesempla) ha reivindicado la labor de los chiringuitos a la hora de cuidar las costas, mientras que la organización Ecologistas en Acción ha cuestionado su papel y ha reclamado que se habiliten más playas públicas tras la apertura del plazo para presentar candidaturas a los Premios 'Chiringuitos Responsables'.
El certamen, que celebra este año su tercera edición, está organizado en el marco del programa 'Actuaciones de Conservación de la Costa' llevado a cabo por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), que explica que su objetivo es promover la "actividad económica sostenible" entre estos establecimientos a pie de playa.
El presidente de Fesempla, Norberto del Castillo, que ha calificado los Premios del MAGRAMA como una iniciativa "muy interesante" que podría "contribuir a mejorar" la situación de los chiringuitos, ha subrayado a Europa Press que estos establecimientos son una de las "señas de identidad" del turismo español y ha reivindicado los "servicios" que prestan a los veraneantes y sin los que, en su opinión, las playas "se padecen más que se disfrutan".
En esa línea, el empresario ha subrayado el "gran atractivo" que suponen los valores medioambientales para el turismo español, con "exponentes" como Huelva o Galicia y ha asegurado que los empresarios de playas son los "primeros interesados" en que las playas estén en perfectas condiciones y protegidas frente a la contaminación u otras amenazas como la pesca de arrastre.
"Hay una cosa muy clara: España es un destino de sol y playa y el 80 por ciento de turistas viene aquí por esa razón. El propio turismo va seleccionando lo que más gusta y, en ese sentido, las costas españolas son lo suficientemente amplias como para que quepan todos los modelos turísticos sin problema. Otra cosa es que después haya confrontación o se magnifiquen las cosas", ha señalado.
"UNA TOMADURA DE PELO"
Por su parte, la portavoz de Ecologistas en Acción en Andalucía, Lola Yllescas, ha calificado de "tomadura de pelo" la convocatoria de estos premios y ha denunciado la "falta de transparencia" y las "irregularidades" que, según la organización, han surgido en litorales como el andaluz en torno a las concesiones que se otorgan a los chiringuitos.
En ese sentido, Yllescas ha pedido que se apueste como en el pasado por chiringuitos desmontables, de menor tamaño y volumen, y ha reivindicado que se profundice en los esfuerzos por deslindar para proteger el "importantísimo activo" de las "playas públicas y libres", abiertas "a todos" y que no "son de nadie sino de todos".
"Siempre va a haber denuncias. Somos los primeros que perseguimos los casos de irregularidad que surgen durante reuniones y asambleas. Además, los abusos se daban mucho más antes, cuando, a diferencia de ahora, la mayor parte de instalaciones era desmontable. Lo que es cierto es que para nosotros y las administraciones, es más difícil controlar, por ejemplo, los chiringuitos que se levantan en base a autorizaciones de temporada", ha argumentado por su parte Norberto del Castillo.
A juicio del presidente de la Fesempla, la actual Ley de Costas ha contribuido a admitir ciertas construcciones turísticas pero al no regularlas de forma efectiva, lo "deja todo" a una excepcionalidad "muy difícil de interpretar" para cada provincia. Por ello, ha reclamado un marco común de "normas básicas" que, eso sí, tengan en cuenta las características específicas de cada playa.
"CHIRINGUITOS Y SOSTENIBILIDAD SON COMPATIBLES"
Según la Fundación Biodiversidad, el año pasado los Premios Chiringuitos Responsables contaron con 83 aspirantes, entre los que fueron elegidos 9 ganadores en tres categorías. Es el caso del chiringuito La Carpa, en Matalascañas y a unos 200 metros del Parque Nacional de Doñana (Huelva), que se alzó con el primer premio en la categoría 'Iniciativas desarrolladas' gracias a la introducción de medidas como, entre otros, el uso de arquitectura bioclimática, el alumbrado LED autorregulado en función del momento del día, un servicio de información sobre el valor ecológico del litoral o la recogida selectiva de residuos y aceites.
Su propietario, José Miguel Espina Bejarano, ha calificado este premio de "reconocimiento moral" a la "apuesta por la sostenibilidad" del establecimiento, con un total de 400.000 euros desembolsados. En este sentido, aunque ha reconocido las "dificultades" que ha supuesto reunir esa cantidad, ha asegurado que responde al "compromiso con Doñana y el medio ambiente" y que, en cualquier caso, espera que la inversión quede amortizada "en el largo plazo" gracias al potencial ahorro energético.
El caso de La Carpa constituye un ejemplo de que chiringuitos y sostenibilidad "son compatibles" , según Espina Bejarano, que ha pedido a los ecologistas que "sean objetivos" con la problemática de los chiringuitos y sepan "mirar más allá" del diseño exterior de los establecimientos y ver "pequeños detalles" como el ahorro energético, el reciclaje del agua y aceite o, por ejemplo, la compra de lavavajillas a base de butano, "más caro pero también más ecológico" que el eléctrico