Los trabajos realizados por el servicio de obras consistieron en la demolición del pavimento de hormigón y la colocación de otro a base de piedra natural, similar a la que tuvo en su día esta vía.
El camino restaurado formaba parte del último tramo de la antigua calzada real que daba acceso a Pola de Allande a través del pueblo de Cereceda, que llegado a Pola de Allande transcurría bajo los edificios de la margen izquierda de la Calle Donato Fernández y cruzaba el río Nisón por un puente de madera situado bajo el actual Puente de Vitoria.
La llegada de la Carretea del Puente del Infierno en 1890, cambió la fisonomía de la Villa, construyéndose los muros de piedra que elevan del río las calles de la villa y el nuevo Puente de Vitoria, perdiendo el camino la condición de calzada.
Al lado del camino se encuentra el edificio de la fragua, la última herrería que funcionó en Pola de Allande, donde durante muchos años se herraron los caballos y se fabricaron las herramientas para trabajar el campo.
La actividad de la fragua, dedicada en los últimos años a la forja del hierro concluyó hace ya treinta años, aunque se conserva en buen estado el edificio, restaurado recientemente por sus propietarios.
El Ayuntamiento ha querido reconstruir esta vía con el fin de mejorar el entorno urbano y contribuir a mantener la memoria histórica de los orígenes de la Villa.