Caritas brinda atención médica en Palestina sin distingo de religión ni raza

Caritas brinda atención médica en Palestina sin distingo de religión ni raza

Caritas Jerusalén, Caritas Jordania y Caritas Siria fueron creadas en 1967 para ayudar a refugiados internos y externos que trataban de huir del conflicto.


Caritas gestiona un centro médico y una clínica de salud móvil en Gaza, y le ha dado formación a una red de 180 agentes de salud. Gaza tiene una prioridad especial para Caritas, ya que es muy pobre. La mitad de la población tiene menos de 18 años de edad, y la tasa de desempleo es del 30 por ciento.

En tiempos de crisis particulares, Caritas distribuye agua potable, fórmula infantil, víveres y cobijas. Se brinda orientación para personas que han sufrido trauma o luto y apoyo económico para personas cuyos hogares y medios de sustento han sido destruidos.


Caritas trabaja bajo fuego en Gaza


“Cada segundo de cada minuto creo que me van a bombardear”, dice Mahmoud Majdalawi, un miembro del personal de Caritas que trabaja en Gaza.

El pequeño territorio ha quedado devastado por semanas de guerra. Hay ruinas de edificios destruido en los bombardeos dondequiera que vayas. Explica que después de que las escuelas que habían sido designadas como refugios de las Naciones Unidas para los civiles hayan sido atacadas nadie se siente seguro.

“Cuando sales a la calle no sabes qué va a ocurrir”, dice. “Hay misiles por todas partes. Iba en el coche y el edificio que tenía delante quedó destruido por un misil, a tan solo 100 metros de mí”.

Mahmoud ha estado trabajando en Gaza para coordinar la distribución de ayuda que Caritas realiza a las personas que han huido de las operaciones militares israelíes contra Hamas en Gaza.

Caritas ha estado proporcionando asistencia sanitaria a través de su centro médico y ha ayudado a las personas que han huido de sus casas a encontrar refugio en las escuelas, además de repartirles, cestas de alimentos, mantas y kits de higiene.

“Trabajamos todos los días porque las personas nos necesitan”, dice. “No podemos dejarlas sin asistencia en estos momentos”.

Caritas trabaja en las escuelas que se han convertido en refugio bajo protección de Naciones Unidas. Más de un cuarto de millón de personas están apiñadas en las 90 escuelas.

“Las condiciones son terribles. Hay 150 personas en cada aula. No tienen agua, mantas ni provisiones. Nos enfrentamos a una catástrofe sanitaria”, dice Mahmoud.

Hasta ahora Caritas ha proporcionado kits de higiene. Hoy, una pausa en los combates le ha permitido preparar cestas de alimentos y mantas para repartirlas a los que están en las escuelas.

“A las 9:00 de la mañana, durante una pausa, la gente está en la calle, visitando sus antiguos barrios para ver cómo están sus casas, o visitando a sus familiares o simplemente tratando de encontrar productos de necesidad básica”, explica. “A las 17:00 de la tarde, cuando la pausa termina y los bombardeos empiezan, las calles se quedan desiertas”.

La familia de Mahmoud está en Gaza. Cuando vuelve a casa del trabajo debe ocuparse de ellos. “Estás con ellos durante la noche. Quieres estar con ellos por los bombardeos”, explica. “Luego, por la mañana, te vas a estar con la gente”.

La clínica y los servicios médicos de Caritas en los refugios han logrado ofrecer asistencia sanitaria a pesar de los riesgos. “Tratamos gratis a todo aquel que acude aquí”, dice.

Él cree que este conflicto es peor que otros anteriores en lo que se refiere a daños y muerte. Todo el mundo en Gaza se ha visto afectado.

Mahmoud ha perdido a cinco miembros de su extensa familia, un amigo íntimo ha sido asesinado y conoce a muchas personas que han resultado heridas.

“La gente solo desea una vida normal. Quiere poder trabajar, tener agua limpia, poder viajar. Necesitamos que se ponga fin al asedio”, dice Mahmoud.

“Necesitamos que se ponga fin al asesinato de niños mientras duermen. “Hay que dejar de matar”.

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