El ataque de ayer contra el hospital Al Shifa, que acoge a unos 2.000 desplazados, demuestra que no hay lugar seguro para los civiles e ilustra las dificultades para proporcionar ayuda de emergencia. MSF condena enérgicamente este último ataque contra el hospital Al Shifa, un centro de referencia para toda la Franja de Gaza y en el que trabajan los equipos quirúrgicos de MSF. Este último bombardeo contra una estructura sanitaria en la que se refugian miles de personas desplazadas desde el inicio de la ofensiva denominada "Margen Protector" evidencia, una vez más, que en Gaza no hay lugar seguro para los civiles y demuestra hasta qué punto es difícil facilitar ayuda de emergencia hoy en Gaza.
“Atacar hospitales y sus alrededores constituye una grave violación del derecho internacional humanitario y resuelta completamente inaceptable", denuncia Tommaso Fabbri, coordinador general de MSF en los Territorios Palestinos Ocupados. "Independientemente de las circunstancias, las estructuras y el personal de salud deben ser protegidos y respetados. Pero hoy en Gaza los hospitales no son los refugios que deberían ser", añade.
La organización médica internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) condena con contundencia el ataque de ayer, 28 de julio, contra el hospital Al Shifa, un centro de referencia para toda la Franja de Gaza y en el que trabajan los equipos quirúrgicos de MSF. Este último bombardeo contra una estructura sanitaria en la que se refugian miles de personas desplazadas desde el inicio de la ofensiva denominada "Margen Protector" evidencia, una vez más, que en Gaza no hay lugar seguro para los civiles y demuestra hasta qué punto es difícil facilitar ayuda de emergencia hoy en Gaza.
Un trabajador humanitario internacional de MSF estaba en el edificio cuando el centro de consultas externas dentro del recinto del Hospital fue bombardeado. Aunque en este último ataque no hubo que lamentar muertos o heridos, Al Shifa es el cuarto hospital atacado tras los del European General, el Al Aqsa y el Beit Hanoun desde que se inició la operación "Margen Protector" hace tres semanas.
“Atacar hospitales y sus alrededores constituye una grave violación del derecho internacional humanitario y resulta completamente inaceptable", denuncia Tommaso Fabbri, coordinador general de MSF en los Territorios Palestinos Ocupados.
"Independientemente de las circunstancias, las estructuras y el personal de salud deben ser protegidos y respetados. Pero hoy en Gaza los hospitales no son los refugios que deberían ser", añade. Una hora después del ataque al hospital de Al Shifa, tuvo lugar un ataque aéreo contra el campo de refugiados de Shati. "Dos de cada tres heridos que vi llegar a Al Shifa eran niños", dice Michele Beck, referente médico de MSF en Gaza.
En Gaza, 1,8 millones de personas, incluidos más de 160.000 desplazados, están hacinados en una franja de terreno urbano densamente poblado. “Los gazatíes están rodeados por el mar y con las fronteras cerradas", explica Marie-Noëlle Rodrigue, directora de operaciones de MSF. "El ejército israelí ordena a los civiles que evacúen sus casas, sus barrios. ¿Pero para ir adónde? Los gazatíes no tienen ninguna libertad de movimiento y no pueden refugiarse en el exterior. Simplemente están atrapados", concluye.
Tanto para MSF como para el resto de otras organizaciones médicas y humanitarias que trabajan en Gaza, moverse y trabajar es extremadamente difícil y peligroso. Conductores de ambulancias locales y de la Media Luna Roja han muerto o resultado heridos. El 20 de julio, un bombardeo impactó a escasos centenares de metros de un coche de MSF claramente identificado y, el mismo día, un misil cayó sin explotar a unos diez metros de la tienda de campaña de la organización instalada en el hospital Nasser. Durante estas últimas tres semanas, MSF solo ha podido llegar dos veces al hospital Nasser, en el sur de Gaza, donde ha tenido que suspender las actividades quirúrgicas a pesar de las importantes necesidades médicas que se dan en esta área gravemente afectada por el conflicto, donde la mayor parte de los heridos son mujeres y niños.
"Tenemos un equipo quirúrgico listo para ir a trabajar a Nasser, pero sin una garantía de seguridad firme y creíble por parte de ambas partes en el conflicto no podemos arriesgarnos a enviarlo", lamenta Nicolas Palarus, coordinador del proyecto de MSF en Gaza. La entrada de suministros y personal médico y humanitario es extremadamente difícil. Los pasos de Rafah, desde Egipto, y Erez y Kerem Shalom, desde Israel, están parcialmente abiertos, pero existe riesgo de explosiones y daños colaterales. “La población es rehén, casi no entra ni sale nada ni nadie", subraya Marie-Noëlle Rodrigue.
Debido a la intensidad de los bombardeos, los enfermos y heridos también tienen dificultades para el acceso a las estructuras sanitarias. Además, la mitad de los centros de salud de Gaza no funcionan. En la ciudad de Gaza, hogar de casi 800.000 personas, solo están trabajando cuatro de los 15 centros. "Más allá de la emergencia, no se están cubriendo necesidades médicas básicas como la atención materno-infantil, la gestión de enfermedades crónicas, el acceso al agua potable o la alimentación", asegura Nicolas Palarus.