IPHES/CGP/DICYT La campaña de excavación de este verano en Atapuerca, que finaliza hoy, ha obtenido unos interesantes resultados en el yacimiento de Fuente Mudarra que refuerzan la idea de que los los alrededores de la sierra pueden tener un enorme potencial, con multitud de campamentos de la época de los neandertales.
“El hallazgo de un posible hogar, de herramientas in-situ y de un pequeño fragmento de hueso en dicho yacimiento invitan a pensar que este yacimiento puede darnos muchas claves sobre el modo de vida de los neandertales de hace unos 50.000 años”, según ha explicado Marta Navazo, arqueóloga responsable de los trabajos que se realizan en Fuente Mudarra. “Estos hallazgos también sugieren la necesidad de ampliar la superficie de excavación en este lugar”, ha señalado.
Fuente Mudarra es una ocupación en una ladera a orillas del río Pico en donde diferentes grupos de neandertales estuvieron a lo largo de decenas de miles de años. Es un paraje muy extenso en el que desarrollaron diferentes actividades. Se excava una cata de 12 metros cuadrados, y este año se ha trabajado en un nivel 4b, en el que se fabricaron herramientas de piedra. Se han recuperado cientos de restos que indican que en este lugar se realizaban las labores de manufactura de instrumentos líticos de sílex y cuarcita.
En la Sima del Elefante, de 1’2 millones de antigüedad, se han recuperado restos de animales pequeños como es el castor o diferentes especies de ave, así como de macromamíferos, caso de un cérvido. Algunos restos de huesos largos de macromamíferos presentan marcas de corte producidas por la actividad humana. Este dato refuerza los resultados ya existentes de la presencia de los grupos humanos en el Pleistoceno Inferior.
En el nivel TD4 de Gran Dolina, de aproximadamente un millón de años, es decir, unos 200.000 años más antiguo que el nivel TD6 donde se recuperaron los fósiles humanos de Homo antecessor, quizás una de las piezas más espectaculares obtenidas este año corresponde a una mano y un pie de un jaguar (Panthera gombaszoegensis) en conexión anatómica, que murió en la cueva alimentándose, quizás, de alguno de los cadáveres caídos.
También los grupos humanos se aprovecharon de las carroñas. Se han descubierto algunas herramientas de sílex que seguramente sirvieron para procesar las carcasas de los animales muertos por esta trampa natural. Lo más importante en este sentido es que se confirma la continuidad de presencia humana en la sierra de Atapuerca entre 1 millón de años (TD4) y los 800.000 de Homo antecessor (TD6).
Paleomagnetismo
Con la intención de corroborar la edad de todo el tramo inferior de la estratigrafía de Gran Dolina, este año se ha contado con la ayuda del paleomagnetismo, el cual se ha estado realizando a tiempo real. En el caso de la parte inferior de Gran Dolina, todas las muestras han dado polaridad inversa, lo cual indica que desde el nivel TD7 hacia abajo, todos los sedimentos son más antiguos de 780.000 años. Ahora mismo se están analizando más muestras con la intención de encontrar entre TD4 y TD6 el periodo Jaramillo, dominado por una polaridad normal que ocurrió en el planeta hace 980.000 años y que serviría para confirmar definitivamente la edad estimada de estos niveles.
En Galería, la campaña se ha centrado en la Unidad GIIlb, datada en 260.000 años. Ha proporcionado más de 500 restos de fauna y más de 40 restos líticos. Los primeros (costillas, vértebras y elementos craneales) pertenecen principalmente a ciervos y caballos. También se han recuperado algunos restos de carnívoro.
Las herramientas líticas son lascas de sílex neógeno, utilizadas para descarnar a los animales, y bases naturales de cuarcita, usadas como percutores para romper huesos y/o retocar las herramientas.
Los hallazgos sugieren que los homínidos entraron en Galería de manera esporádica para aprovechar a los animales que caían a través a de la trampa natural situada al Este de la cavidad. La actividad de carnívoros también ha sido identificada a través de mordeduras en los restos abandonados por los humanos. Esta dinámica está en consonancia con las hipótesis planteadas en los trabajos realizados en el yacimiento de Galería durante la década de los 80 y 90 del siglo pasado.
En la Sima de los Huesos han seguido produciéndose hallazgos de fósiles humanos, entre ellos fragmentos de esqueleto post-craneal, como restos de costillas, vértebras, coxal, un trozo de húmero y huesos de manos y pies. Es destacable la recuperación de fragmentos craneales que los investigadores piensan que podrían corresponder a cráneos actualmente en reconstrucción y que pueden aportar valiosísima información sobre la morfología craneal. También destaca la presencia de un incisivo humano muy gastado que correspondería a un individuo de avanzada edad.
En la Galería de las Estatuas se ha profundizado en las dos áreas de excavación y se han recuperado restos de fauna y piezas de industria musteriense, la propia de los neandertales. La cronología de los niveles superiores se sitúa en torno a los 45.000-50.000 años, según recientes dataciones de radiocarbono.
Portalón de Cueva Mayor
En el Portalón de Cueva Mayor se han finalizado los trabajos de excavación de los niveles calcolíticos iniciados en la campaña del 2012, documentándose un contexto funerario con inhumaciones humanas acompañadas de elementos de ajuar como recipientes cerámicos, industria lítica (puntas de flecha y láminas de sílex) y ósea (punzones y pasadores), animales domésticos (ovicápridos y suidos) y objetos de adorno (colgantes y conchas) y abundantes hogueras.
Una vez traspasados los niveles calcolíticos se han comenzado a excavar niveles neolíticos caracterizados por la presencia de sucesivos suelos de ocupación con estructuras habitacionales (suelos preparados, hogares, muretes, etc.) de gran calidad, en los que además se han encontrado materiales líticos y cerámicos típicos de este período y abundante fauna doméstica y salvaje como el uro y el caballo. Dada la potencia de los niveles neolíticos, los resultados de este año no hacen más que presagiar una prometedora próxima campaña durante el año 2015.
Excavaciones en Fuente Mudarra, Atapuerca - Marta Navazo/EIA.