Gaspar Llamazares acusa al Gobierno del PP de ocultar el documento o guía elaborado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) Que advierte de los riesgos que puede generar la técnica del fracking de extracción de gas, entre ellos los peligros de contaminación de aguas subterráneas y asocia los terremotos a ésta técnica. El diputado asturiano pregunta al ejecutivo central cuándo tiene previsto hacer público dicho documento y si piensa tener en cuenta las conclusiones y recomendaciones que realiza, además de qué va a hacer para que se tengan en cuenta a la hora de elaborar las declaraciones de impacto ambiental obligatorias para abrir un pozo de fractura hidráulica.
Llamazares advierte que el IGME, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, elaboró en 2013 un estudio para el Ministerio de Medio Ambiente sobre las medidas de prevención y corrección que deberían adoptar las empresas que quisieran extraer gas en España mediante fracking. “Su contenido subraya peligros sobre las sustancias que se inyectan al perforar las rocas, sobre la contaminación de acuíferos, la polución del aire y los riesgos de terromotos”, explica el diputado asturiano. “A pesar de reconocer haberlo recibido en julio de 2013, el ministerio lo mantiene oculto y secreto”.
Las “conclusiones claves” de este estudio, a juicio de Llamazares, entre otras, son:
- Liberación de sustancias radioactivas. Las rocas que se rompen para extraer el gas contiene elementos que, al quebrarse, pueden pasar al agua que retorna a la superficie o que se queda en el subsuelo. Entre los elementos inorgánicos se encuentra el uranio o el radón 222.
- Tóxicos en el agua que extrae el gas. El IGME reseña que se han realizado estudios tanto de la Agencia Alemana de Medio Ambiente como del Congreso de los Estados Unidos para identificar las sustancias que se añaden al líquido con el que se fracturan los yacimientos y se libera el gas. En Alemania, la agencia cuantificó en 7,3 toneladas de aditivos los que se usan en cada explotación. De los 88 añadidos, 6 se clasifican como tóxicos, 6 nocivos para el medio ambiente, 25 peligrosos, 14 irritantes, 12 corrosivos y 27 peligrosos. 8 no se identifican.
- Contaminación de los acuíferos. El IGME asegura que existen evidencias científicas de que la contaminación de acuíferos, especialmente por metano y sólidos disueltos, se podrían transmitir a través de las fracturas producidas, a través de fisuras e incluso a través del casing (tuberías) de antiguos pozos deteriorados.
- Una industria sedienta: gran gasto de agua. Aunque el consumo es muy variable, se puede llegar a 36.000 o 40.000 metros cúbicos por perforación, lo que pone de manifiesto el “considerable volumen necesario”. Un campo medio de fracking en explotación se extiende por 25 kilómetros cuadrados, a razón de un pozo cada 2,5 kilómetros cuadrados, lo que llevaría el consumo de agua a 80.000 a 350.000 m3.
- Las inyecciones de agua están detrás de terremotos. El instituto arranca sus observaciones así: “existen indicios y cada vez más especialistas están de acuerdo en que las operaciones de gas no convencional puedan generar sismicidad” y remacha que “existen además numerosos ejemplos en los que se observa una clara correlación entre inyecciones y terremotos”.
- Exigencias a las empresas promotoras. Tras el análisis, el IGME remata sus conclusiones con una serie de recomendaciones que serían exigibles a las compañías interesadas en explotar los yacimientos en España. Pide “el establecimiento de una red de control hidrogeológica de un radio de entre 5 y 20 kilómetros para vigilar las posibles filtraciones, presencia de lodos residuales o metano, entre otros, de los acuíferos, mediante análisis periódicos. Para controlar el aire se recomienda una malla de estaciones de medición de calidad del aire. También deben los promotores realizar investigaciones locales específicas para caracterizar lo esfuerzos e identificar las fallas, es decir, estudiar detalladamente el subsuelo sobre el que quieren actuar para conocer su tendencia a los temblores. Y especifica que normalmente solo se han cartografiado las grandes fallas y en superficie.