Abdel Karim Rihaoui, el presidente de la Liga Siria para los Derechos Humanos, fue detenido por una patrulla de la Inteligencia Aéronautica, en el Café La Habana, en el centro de Damasco, donde se reunió con un periodista. Su paradero se desconoce desde entonces. El Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos, programa conjunto de la Federación Internacional para los Derechos Humanos (FIDH) y la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y la Red Euro-Mediterránea de Derechos Humanos (REMDH) condenaron la detención y la incomunicación del destacados defensor sirio de los DDHH, en medio de un contexto de violencia generalizada en el país.

Rihaoui, de 43 años, es la cabeza de la Liga de Derechos Humanos en Siria desde 2004. A partir de la revuelta en Siria de mediados de marzo de 2011, Rihaoui ha tenido un rol activo y ha representado para los medios de comunicación una fuente esencial de información a través de la red de los activistas de la Liga.

París ha condenado la acción en un comunicado -también durante una conferencia de prensa en el Quai d'Orsay- y pidió su liberación inmediata. El ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Franco Frattini, lamentó el viernes la detención de Rihaoui y exigió su liberación.

La reacción de las principales capitales europeas propició el anuncio de una extensión de las sanciones contra Siria, por parte de la Unión Europea (UE). El portavoz de la UE, Michel Mann dijo que se continúa trabajando sobre las sanciones y teniendo en cuenta la forma en que pueden ampliar el alcance de las sanciones que ya se están aplicando en contra de Siria. Esta semana, el Tesoro de EE.UU. aprobó un paquete de sanciones en contra del banco líder de Siria y el operador de telefonía móvil por colaborar en el supuesto desarrollo de armas de destrucción masiva y violaciones de los derechos humanos.

La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó hoy a los países que hacen negocios con Siria a tomar el lado correcto de la historia cortando el comercio y la venta de armas al régimen del presidente Bashar Al-Assad e instó a los países que aún le compran petróleo y gas de Siria que se abstengan de hacerlo.

Mientras que Clinton se negó a nombrar a algún país que específicamente deba dejar de hacer negocios con Siria durante la breve conferencia de prensa, durante una entrevista de CBS News Clinton señaló que deseaba medidas consensuadas con China e India – debido a las grandes inversiones de energía en el interior de Siria- y negociar con Rusia el cese de la venta de armas.

En el terreno los hechos se recalentaron nuevamente durante el segundo viernes de Ramadán y los enfrentamientos comenzaron después de la oración. Los manifestantes estallaron fuera de las mezquitas, mientras que las autoridades desplegaron a las fuerzas sirias en un amplio un operativo en todo el país durante la madrugada del viernes en el desafío de la creciente demanda internacional para el cese inmediato de la violencia.

Las operaciones fueron desde Sheikhon Khan –en la frontera turca- hasta los suburbios de Damasco; el despliegue del gobierno fue en la madrugada y se emplearon nuevamente los tanques y tropas dentro de las ciudades.

El presidente Al-Assad debe comenzar a convencerse que cientos de miles de manifestantes comunes a lo largo de todo el país no son sirios que tienen un súbito aumento estimulante de empoderamiento –o bandas armadas como las llama el gobierno- sino que es el aparato de seguridad quien está utilizando el poder de las armas para imponer un estilo de gobierno.

La caída del régimen sirio no puede ser inminente debido a las inconsistencias de la oposición, pero es cierto tampoco es posible una vuelta a la situación anterior; la sociedad siria en su amplia mayoría está señalando que no es posible depositar el poder político en mano de una camarilla y gobernar indefinidamente a través del ejercicio constante de la coacción.

El ex Jefe la Fuerza Aérea francesa, Jean Rannou, señaló que un ataque de la OTAN para desactivar el ejército sirio es técnicamente factible pero empeoraría la situación interna del país; además los Estados miembros de OTAN tienen severos problemas financieros. Alastair Crooke, un ex funcionario del MI6 y asesor de alto nivel de la UE, estima que la mayoría de las personas en Damasco, en Alepo, las clases medias, las clases mercantiles y las minorías sectarias creen que Al-Assad es la única persona que puede promover las reformas; además existe el miedo de una guerra civil y una intervención occidental. Robert Baer, un ex agente de la CIA en Siria, dijo que hay pocas esperanzas de un ataque de la OTAN llevase paz en Siria; por el contrario se repetiría el escenario iraquí o el libio.

Se debe considerar que es el propio pueblo sirio quien debe establecer el modelo de sociedad que desea y el gobierno que elija bajo el imperio de la constitución deberá ser el resultado de una oposición madura y no por la imposición violenta; por ello la opción de la intervención extranjera será peor que la propia situación actual.