Por Tete González/Oviedo.-El 26 de junio de 2014 será recordado por la afición oviedista como la fecha de regreso del hijo pródigo. Un hijo pródigo que no se fue ni pidió ninguna herencia, sino que se fue a buscar un mejor porvenir cuando su equipo del alma no podía hacerse cargo de él, pero prometió que volvería y lo ha hecho.

Ama estos  colores y lo ha demostrado, “estoy orgulloso de estar en mi estadio, en mi club”, comenzaba diciendo el guardameta.

En el fichaje sólo han participado 4 personas que están aquí presentes, Carmelo del Pozo, Joaquin del Olmo, un amigo que está entre los presentes en la sala de prensa y el presidente”, dejando claro que aunque muchos otros se quieran hacer participes de ello, tan sólo estas cuatro personas son las que tienen el mérito de su fichaje, que empezó a fraguarse después del verano y tener claro en septiembre.

“No dejo la primera división por bajar a segunda B, dejo la primera división por ir al Real Oviedo”. No quiso crear falsas expectativas al respecto de un ascenso inminente y quiere ir “partido a partido, luchando contra 19 enemigos que vendrán a Tartiere, donde este gran club y esta gran afición debe de estar unida, el enemigo no está aquí, está fuera”

Humildad, trabajo, constancia, todo ello le pide a este equipo y todo personalizado en Esteban, que dice que “el brazalete de capitán ya tiene dueño, empiezo como el último y con ganas ya de empezar a entrenar”.

El fondo norte estaba como en los mejores partidos del Tartiere, y a las 20.30 y tras recibir a los campeones de España benjamines del Real Oviedo, pisó después de 12 años el césped ante el griterio de la afición que no esperó en balde.

Hoy tal vez haya empezado el nuevo resurgir del Real Oviedo, ya que Esteban, puede ser la piedra angular sobre la que se cimente un Real Oviedo que buscará jugar en la liga profesional.