Carmen Lacambra, Investigadora de la Universidad de Cambridge y del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras INVEMAR -de Colombia-, ha asegurado hoy que los últimos fenómenos naturales han demostrado que “espolones, diques y muros no siempre son eficientes y se pueden convertir en trampas mortales para la población”. Esta experta, ha participado, junto a su colega en la Universidad de Cambridge, Iris Möeller, en las “Jornadas sobre Nuevas Tecnologías aplicadas a los riesgos naturales en las costas” que la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” celebra en Santander.
La profesora ha señalado que “además, estas infraestructuras son muy costosas, por lo que son complicadas de implantar para los países en desarrollo”.
Así, Lacambra ha destacado que “hay que buscar alternativas como los servicios ambientales que prestan los ecosistemas, en forma de barreras costeras”. Al respecto, ha puesto como ejemplos “las marismas, manglares o arrecifes de coral”, entre otros. “Todos ellos protegen a las zonas costeras de los impactos de eventos extremos”, ha añadido.
En este sentido, la investigadora ha manifestado que “es muy importante tener varias estrategias de prevención ante los desastres en las zonas costeras”. Lacambra ha aseverado que “sin desacreditar todo el trabajo que han hecho los ingenieros durante muchos años” hay que “tener en cuenta que la protección no es sólo ingeniería”.
“Conocer las dinámicas costeras nos puede ayudar”, puesto que existen “estrategias más baratas, más sostenibles e integradas con el medio ambiente, como es la preservación de los ecosistemas naturales”, ha expresado. Si bien Lacambra ha señalado que “las estrategias no tienen porqué ser universales, pueden funcionar en un sitio y en otros no”.
La profesora ha reconocido la necesidad de “entender cómo esos eventos extremos interactúan con la vegetación y cuáles son los límites de tolerancia de la vegetación costera”.
Así, Lacambra ha mostrado interés en que la información que manejen los gobiernos tenga una “base científica sólida” y que, de esta forma, los dirigentes puedan “tomar decisiones y evitar planes de desarrollo en zonas de riesgo”, atendiendo en esta planificación las dinámicas costeras.”
Lacambra ha manifestado que “debido al huracán Katrina en 2007, y a los tsunamis de 2004 y de este mismo año, se han elevado a nivel internacional los desastres naturales en las agendas políticas”. Y ello, “unido al cambio climático y al aumento del nivel del mar, ha hecho que los políticos, científicos y el público en general se preocupen por cuáles van a ser los impactos del cambio climático en las zonas costeras”.
En este sentido la profesora ha reconocido que “en los últimos años se ha visto una multiplicación de métodos para evaluar la vulnerabilidad de las zonas costeras a desastres naturales, teniendo en cuenta que esa vulnerabilidad es relativa al método que se utiliza para el análisis, el área que se estudie y la disciplina que esté midiendo la vulnerabilidad”.