La irrupción de un nuevo concepto de la participación ciudadana en la política, tras el relevante, e inesperado, éxito de la formación Podemos en los recientemente celebrados comicios europeos, ha despertado los más casposos modos de la política tradicional y un irracional ataque al líder de la formación que parece responder al lema "a la caza de Pablo Iglesias".

No está claro si lo que más irrita al Sistema, a la 'casta' según el apelativo que con notorio éxito popular ha consagrado ya el propio Iglesias, es el descubrimiento de que hay una España cabreada y no controlada de la que no tenían ni idea (la propia vicepresidenta del Gobierno anunció este viernes al término del Consejo de Ministros que, a la vista del "respaldo mayoritario de los españoles"? seguirán con su política de recortes y austericidio) o el hecho de que la ilusión regeneradora haya llevado a formar en Podemos a miles de jóvenes intelectualmente muy bien formados, profesores universitarios, científicos, profesionales liberales y amas de casa a dar el paso a la política con verdadero espíritu de servicio a la comunidad. Posiblemente sea una mezcla de ambas cosas.

Seguramente hay puntos del programa electoral de Podemos que son no sólo dignos, sino merecedores, de debate político y confrontación de ideas con otros sectores de la sociedad legítimamente más conservadores o liberales. Pero la pléyade de 'Torrentes' que apatrullan las tertulias radiotelevisivas afines al Gobierno, entre ellos numerosos mediocres con la mochila más llena de ignorancia y querencias de la dictadura que capacidad intelectiva para el debate, no va a merecer, eso seguro, la acogida de unos ciudadanos que están recibiendo con indignación creciente y como dirigido a ellos, un discurso que presupone la minoría de edad mental, cuando no la idiocia, de 1.250.000 español@s.

Esta política de insultos y afirmaciones descabelladas o faltas de todo fundamento que se propalan por medios informativos considerados como serios, en el sentido de profesionales del periodismo, no es, desde luego una táctica inteligente. Para qué abundar en el paradigma de lo bufo, incluso de lo patético, que resulta la tv de la Conferencia Episcopal dedicando la mayor parte de su parrilla a un chorro continuo de insultos de bajo jaez, llamadas al guerracivilismo y a la fractura social acusando a Pablo Iglesias y a Podemos de todos los males del maligno al que seguramente debieran buscar debajo de sus propios asientos.

Por ese camino le están haciendo el mejor regalo a la nueva formación política de cara a próximas elecciones: el de confirmar a un creciente número de electores que los destinos de España no pueden seguir en manos de 'la casta'.

Lo lógico, si bien nada democrático, desde el punto de vista de estos nerviosos, histéricos, bien habientes de privilegios no merecidos, sería no dedicar ni una palabra a la nueva formación política. Pero, claro, eso sería inteligente.

FOTO: David Dekat/AM