Una nueva intensificación de la presión norteamericana sobre Siria, se produjo luego que el Departamento del Tesoro sancionó a 6 funcionarios sirios y a un banco ruso, por su presunto apoyo del gobierno del presidente Bashar Al-Assad.
La entidad financiera, Tempbank, con sede en Moscú ha proporcionado millones de dólares en efectivo y ha ayudado a facilitar los servicios financieros para el gobierno sirio. Las sanciones también afectan al funcionario de la entidad, Mikhail Gagloev, quien de acuerdo a las alegaciones estadounidenses ha viajado personalmente a Damasco para hacer tratos con el gobierno sirio. El Departamento del Tesoro señaló en un comunicado que "En un caso, Tempbank entregó millones de dólares en efectivo en el aeropuerto de Vnukovo -en Moscú- para ser recogidos por los correos de efectivo del Banco Central de Siria (…) Además de su estrecha colaboración con el Banco Central de Siria, Tempbank ha facilitado ofertas y proporcionado servicios financieros a Sytrol, una empresa petrolera estatal siria sancionada por EE.UU. y la Unión Europea."
El Brigadier Gral. Bassam Al-Hassan, asesor de Al-Assad, uno de los funcionarios sirios sancionados es el responsable del desarrollo y producción de armas no convencionales y misiles, según informó el Departamento. Los otros cinco funcionarios sirios sancionados fueron: Hussein Arnous, Ministro de Obras Públicas; Ahmad Al-Qadri, Ministro de Agricultura; Ismael Ismael , Ministro de Hacienda; Kinda Al-Shammat, Ministra de Asuntos Sociales y ex representante de Siria ante el Fondo de Desarrollo de ONU; y Hassan Hijazi, Ministro de Trabajo.
Rebeldes del Frente Islámico detonaron una bomba que colocaron mediante un túnel debajo del Carlton Hotel, utilizado por las fuerzas estatales como una base militar, en la zona controlada por el gobierno en Aleppo; se estima que los muertos rondan los 50 soldados, pero no hay una confirmación exacta de la cifra de muertos. Esta explosión es parecida a una explosión ocurrida el martes pasado en las afueras de Ma'arat Al-Numan -provincia de Idlib- donde los rebeldes enterraron explosivos en un túnel bajo un puesto de control matando a 30 efectivos del gobierno.
Hasta la fecha, EE.UU ha impuesto sucesivas sanciones a cerca de 200 personas y entidades desde el inicio de los disturbios en Siria en 2011, y que incluyen al propio gobierno de Siria, su Banco Central y las compañías petroleras estatales. Pero las sanciones económicas y políticas no han alterado el curso de la guerra civil, ¿Por qué?
Principalmente porque el problema pasa por combatir a la red de grupos de Al-Qaeda en Siria, y las sanciones al gobierno sirio no son una solución, ya que no tienen una injerencia práctica como una participación directa. EE.UU. se equivocó al no fortalecer a la oposición siria moderada y no construir una alianza internacional de apoyo a los sectores disidentes, que serían hoy una alternativa en las elecciones y se hubiese evitado la propagación de los grupos satélites de Al-Qaeda.
El Ejército Libre Sirio (ELS) y otros grupos han avanzado en las áreas al norte de Latakia, Deraa, Al-Quneitra y zona rural de Aleppo; mientras que los grupos vinculados a Al-Qaeda como Jabhat Al-Nusra y el Estado Islámico de Irak y Al Sham (ISIS) luchan en Deir Al-Zor y al Norte de Alepo. El ELS tiene el control de la mayor parte de Deraa, donde supuestamente se está montando un Frente Sur rebelde, pero los rebeldes están luchando contra Hezbollah, milicias chiitas iraquíes todos bajo la supervisión de los comandantes iraníes. Una victoria oficial no es inminente, pero es menos probable que los grupos rebeldes reviertan los avances de las tropas estatales.
Una participación más activa no implica el envío de tropas, sino que se debió equilibrar la asimetría del conflicto para forzar una negociación en los primeros años del enfrentamiento; pero la llegada de los grupos yihadistas alejaron esta opción y la desde la oposición la lucha contra el gobierno y los grupos pro Al-Qaeda está virtualmente perdida. La capitulación rebelde de Homs y los ataques con bombas señalan el progresivo debilitamiento e impotencia frente a los avances de las fuerzas estatales.
Mientras que Ahmad Al- Jarba, presidente de la Coalición Nacional Siria (CNS), estaba en Washington presionando por misiles antiaéreos, antitanques y sistemas de armas más modernos, el gobierno sirio obligó a los rebeldes a abandonar de Homs –capital de revolución- y avanza en el proceso electoral.
EE.UU. anunció que reconocerá a la CNS y le dará a sus oficinas el rango de misión diplomática extranjera además de un aumento de u$s 27 millones en asistencia no letal para los rebeldes. Al- Jarba dijo que es un golpe diplomático contra la legitimidad de Al-Assad -y aunque pueda tener razón- los que cuentan son los golpes en el campo de batalla.